GARA
LONDRES

Filtran archivos policiales sobre la represión china a los uigures

Coincidiendo con la reciente llegada a China de la alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, para visitar el Turquestán Oriental (Xinjiang), la cadena británica BBC ha difundido datos pirateados de la Policía china en esa región de mayoría musulmana que reflejarían una represión sistemática. El archivo policial filtrado revela en detalle el uso por parte de Pekín de «campos de reeducación» y detenciones masivas de uigures.

Miles de fotografías del sistema penitenciario altamente secreto en Xinjiang (Turquestán Oriental), así como una política de disparar a matar para aquellos que intentan escapar, figuran en unos datos pirateados de los servidores informáticos de la Policía en esa región, según indicó ayer la BBC.

Los llamados “Archivos de la Policía de Xinjiang” fueron entregados a la BBC a principios de este año y después de meses de investigación para establecer su autenticidad, la cadena británica afirma que se ha podido demostrar que facilitan importante información sobre el internamiento de los uigures y de otras minorías.

Ubicada en el noroeste de China, la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, que es la denominación oficial que le da el Gobierno de Pekín, ha estado poblada históricamente por la etnia uigur, que todavía es la mayoritaria: en torno al 45% de sus más de 20 millones de habitantes. Pero la fuerte colonización china de las últimas décadas ha llevado a que la etnia han ya conforme otro 40% de la población.

El archivo policial filtrado revela en detalle el uso por parte de Pekín de «campos de reeducación» y detenciones masivas de uigures.

La afirmación del Gobierno chino de que los «campos de reeducación» construidos en Xinjiang desde 2017 no son más que «escuelas» suponen una contradicción con las instrucciones policiales internas, las listas de vigilancia y las imágenes de los detenidos.

Además, hay un uso generalizado de cargos de «terrorismo», que ha llevado a miles de personas a ser retenidas en cárceles, y hay archivos policiales con condenas arbitrarias y draconianas, según la BBC.

Los documentos proporcionarían algunas de las pruebas más sólidas hasta la fecha de una política dirigida contra cualquier expresión de identidad, cultura o fe islámica uigur, y de una cadena de mando que llega hasta el actual presidente chino, Xi Jinping.

Los archivos pirateados contienen más de 5.000 fotografías policiales de uigures tomadas entre enero y julio de 2018, y, utilizando otros datos adjuntos, se puede demostrar que al menos 2.884 de ellos han sido detenidos, señala la BBC.

Además de las detenciones masivas, investigadores y activistas denuncian que las autoridades chinas han desplegado una campaña de trabajos forzados, esterilización de mujeres y destrucción del legado cultural uigur.

Visita de Bachelet

Esta revelación coincide con la llegada de la alta comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, a Xinjiang.

Con su viaje de seis días, la política chilena es la primera responsable de Derechos Humanos de la ONU en acudir desde 2005 a China, cuyo Ejecutivo confía en que la visita sirva para aclarar «la desinformación» sobre su país.

En un encuentro con Bachelet el lunes en Guangzhou, el ministro chino de Relaciones Exteriores, Wang Yi, expresó su «esperanza de que esta visita ayude a reforzar la comprensión y la cooperación», y a disipar las «mentiras y rumores sobre la situación de los derechos humanos en China».

Añadió que Pekín «da prioridad el derecho a su subsistencia» y recordó que el país alimenta a «casi un quinto de la población global». Además, hizo hincapié en que China cuenta con el mayor sistema de seguridad social del mundo.

Dudas sobre el margen de acción en la visita de Bachelet

Michelle Bachelet visitará las ciudades de Urumqi –la capital de Xinjiang– y Khashgar, pero ONG y activistas uigures temen que Bachelet no tenga acceso a la situación real y que las autoridades chinas le impidan realizar una investigación exhaustiva de las presuntas vulneraciones de derechos. «Espero que pueda preguntar al Gobierno chino sobre el paradero de mi madre», dijo Jevlan Shirement, exiliado en Turquía de 31 años que hace cuatro que no tiene noticias de su progenitora. Nursimangul Abdureshid, también refugiada en Turquía, no espera que el viaje traiga cambios. «Le pido visitar a víctimas como los miembros de mi familia, no las escenas premontadas por el Gobierno chino», indicó a AFP. «Si el equipo de Naciones Unidas no tiene acceso ilimitado a Xinjiang, no aceptaré sus llamados informes», añadió. Urumqi, con una población de cuatro millones, acoge los principales órganos de gobierno que habrían organizado la campaña que China describe como enfocada contra el extremismo islámico. Es hogar de una importante comunidad uigur y fue escenario de choques étnicos en 2009, y de dos atentados en 2014. Kashgar, con 700.000 habitantes, antigua parada en la Ruta de la Seda, ha sido, según activistas, llenada por Pekín de alta tecnología de seguridad mientras derrumba casas de uigures y lugares religiosos. Las afueras de ambas ciudades están repletas de lo que se creen son «campos de detención». GARA