Raimundo FITERO
DE REOJO

Un marqués y conde o viceversa

Fernando González de Castejón y Jordán de Urríes era marqués de Perijaa y conde de Atarés. Vivía en la calle Serrano de Madrid, apareció varias veces en televisión con su noble cabeza con pelo ensortijado, en una ocasión para denunciar el fraude de un banco donde tenía depositada la herencia de un familiar que consistía en un edificIo céntrico y que se podía esfumar por un supuesto fraude. Sus opiniones demostraban que era un fiel seguidor de banderita rojigualda en la muñeca, el voto en la cartera del bolsillo de la derecha y un lugar para cartuchera con pistola. Un declarado franquista. Un prototipo. Un ser violento, un señorito, inquieto, maleducado, fascistón y machista que ha terminado su vida con un disparo asesinando a dos mujeres previamente. Un retrato final que contribuye a señalar algo importante: la violencia machista no sabe de clases sociales, ni educación, ni otra cuestión que es la que ejercen los varones contra las mujeres.

Tener apellidos compuestos, ser depositario de títulos nobiliarios, algunos que llegan de siglos pasados, es pertenecer a una casta de mucho abolengo que se supone abre puertas en entidades financieras, clubes de golf, redacciones periodísticas o subsecretariados ministeriales con necesidades de prosperar. En este caso, este individuo poseía un arsenal de armas cortas y largas, todas sin licencia ni registro. Se encontraron cuadros de Hitler y Franco, existía una denuncia de su mujer por malos tratos de hacía años, la vecindad estaba hasta el gorro de sus actitudes violentas. Con disparos en el patio incluidos y denunciados. Una máquina de generar conflictos y de sembrar odio.