Sergio IGLESIAS
BILBO
Elkarrizketa
Pablo Amann
Cantante y guitarrista de Amann & The Wayward Sons

«Sin la banda, yo soy muy poca cosa»

La banda liderada por el bilbaino Pablo Amann presenta su tercer trabajo, “Hymns of hope and rage”, donde evolucionan hacia unos sonidos más duros, dentro de los parámetros del rock americano, que siempre les ha caracterizado.

(Raul BOGAJO | FOKU)
Para quien todavía no les conozca, cuénteme quiénes son Amann & The Wayward Sons.

Es una banda que monté en 2016. Con las canciones que venía acumulando durante años, mi idea era, básicamente, hacer un disco y, para hacer algún concierto, formé la banda que, finalmente, se ha convertido en un grupo de personas muy unidas. Lo que era un proyecto puntual sin grandes pretensiones, acabó siendo una banda con todas las consecuencias. La unión hace la fuerza, y con la suma de las aportaciones e ideas de otras personas, la canción se hace más grande. Estábamos tan a gusto que de ahí salió un segundo disco y después un tercero, que es este que estamos presentando ahora.

¿Había tenido algún proyecto anterior, o siempre había hecho cosas en solitario?

Yo había tocado en solitario o en bandas de versiones con amigos, pero nunca había participado en ningún proyecto profesional; aunque desde niño he estado tocando, la música para mí era un hobby. Así que, mientras tocaba, iba componiendo mis cosillas hasta que llega ese empujón para grabar esas canciones, porque contra la inseguridad que todos tenemos, es importante que alguien te diga que hay que hacerlo y que merece la pena. Cuando lo sacas a la luz y ves que hay gente a la que le gusta lo que haces, ves que no está tan mal y es cuando el proyecto va cogiendo esa forma de banda.

Hablando de eso, aunque el proyecto inicial es algo personal, desde el principio, usted tenía claro el concepto de «banda» para llevarlo a cabo ¿no?

Así es. Sin la banda, yo soy muy poca cosa. Siempre, en todos los ámbitos de la vida, he sido de la opinión de que las personas siempre suman. En el caso de la música, o por lo menos en lo que nosotros hacemos, que es blues-rock, soul, rock and roll… hay una canción que es el momento más íntimo que tengo pero, a partir de ahí, empiezas a sumar a todos los demás: las ideas de uno, de otro, los arreglos que puede meter el productor que, en este último disco ha sido Emi Barés, que es guitarrista de la banda y en el anterior Amando Gottardi, que es el bajista… todo queda en familia y, cuando la banda toca, tocamos todos, y tengo que decir que yo no soy precisamente el mejor, porque tengo a mi lado gente muy buena. Pero sí, tengo un concepto de banda, y me parece que eso es esencial en la música que hacemos.

¿Y cómo fue eligiendo a sus miembros?

Pues la verdad es que fue surgiendo… es la magia de todo esto. En un momento dado surgió la oportunidad de estar con un grupo de musicazos espectaculares, a los que les gustaba lo que hacía, que se quisieron sumar a este proyecto y que, encima, son unos tipos increíbles. Ahora, pasados los años, ya nos une mucho más que lo meramente musical. Pero sí que tengo que reconocer que tuve mucha suerte de encontrarme con estas personas tan maravillosas en lo musical y en lo humano.

En la música, si no tienes una pasión que te empuje, es imposible hacer esto, porque desde un punto de vista racional no tiene ninguna lógica, más allá de que nos apasiona y nos mola tocar. Pero hacemos unos esfuerzos terribles para ello… y no precisamente por dinero. Es verdad que ha habido músicos que han entrado y salido, pero entre los que están, el compromiso es total.

Lo que es innegable es que la banda ha evolucionado mucho en muy poco tiempo, algo que se puede apreciar en las diferencias entre el primer disco y éste. ¿Cree que esa evolución era necesaria para llegar a este punto en el que se encuentran ahora?

La verdad es que el primer disco y el último sí que tienen algo en común: el fondo musical, el origen americano, las historias de las letras… en todos nuestros trabajos hay un origen que es una musicalidad determinada. Pero sí que el primer disco es bastante ecléctico, porque hay roots-rock, rock progresivo, blues-rock… hay de todo, probablemente porque pensábamos que iba a ser el último (risas). Pero cuando empezamos a ver que el proyecto merece la pena y decidimos sacar más canciones, ya empiezo a involucrar mucho más a la banda. Así que, el segundo disco ya queríamos que estuviera más centrado en un sonido concreto, más “americana”, con una producción bastante moderna dentro de lo que es el género, y grabado tocando toda la banda a la vez en directo; por eso, apenas hay artificios y es muy verdadero. Esa deriva me ha ido llevando a escuchar estos últimos años a gente como Gary Clark, Rival Sons, Drive by truckers, Tedeschi trucks… todo muy rudo y guitarrero, con mucho fuzz y slide y estoy preso de ese sonido. Así que la idea era reproducir eso en este último álbum que, como además se titula ‘Hymns of hope and rage’, ese sonido me ayudaba a expresar muy bien la parte de la rabia (rage). Creo que hemos podido transmitir muy bien lo que queríamos y, en ese sentido, la producción de Emi me parece bestial.

En «Hymns of hope and rage» es evidente, por la temática «pandémica» que se trata, pero ¿qué importancia le da a las letras a la hora de componer?

Creo que yo, por encima de todo, lo que soy es un contador de historias, un “storyteller”, que dicen los americanos… ¿y sobre qué escribo? Pues, al final, todos vivimos cosas todos los días, así que puedo contar algo personal, algo que me ha conmovido… eso sí, siempre trato de que las letras sean bastante crípticas, y que no sean demasiado evidentes, para que todo el mundo lo pueda llevar a su vida o se pueda identificar con ello.

¿Cree que la música de Amann & The Wayward Sons está hecha, sobre todo, para el directo?

Lo que tenemos claro es que todo lo que grabamos tiene que poder tocarse en directo, nos parece muy importante que la sonoridad se respete y que sea muy fiel a lo que está en los álbumes. Pero lo bueno es tener gente para contar las mismas historias, adaptándolo a diferentes formatos, en todos ellos defendiendo las canciones con garantías.

¿Tienen ya cerrados muchos conciertos para este verano?

La verdad es que hay cosas bonitas. En primer lugar, me gustaría resaltar el que vamos a dar en el Cazorla Blues Festival, que nos hace especial ilusión, porque es un festival al que va gente muy top todos los años. Además, unos días antes haremos un concierto en Marbella y por aquí haremos varios bolos en verano, antes de tocar en Balmaseda el 18 de setiembre en el Frankensfest.