Sorda batalla de EEUU para detener el desarrollo de chips en China
La Administración de Donald Trump comenzó la batalla para cerrar el acceso a China a los chips de última generación. La penuria de semiconductores registrada el año pasado volvió a poner de actualidad la cuestión y EEUU retomó las políticas restrictivas que no han logrado detener los avances de China en este campo.

La industria de los semiconductores se convirtió en un campo de batalla clave durante la guerra comercial de la administración Trump contra China. Entonces la prohibición de venta se concentró en algunas empresas y quedó plasmada en un conjunto de reglas que el presidente Joe Biden heredó.
En un primer momento no parecía que la administración de Biden fuera a ir más allá. La secretaria de Comercio Gina Raimondo dijo en una entrevista que «vender un producto básico a una empresa china no es problemático en sí mismo. Si en algún momento encontramos evidencia de preferencia por empresas chinas, entonces tomaríamos medidas para abordarlo de inmediato».
Una postura demasiado pasiva para muchos críticos de China, tanto dentro como sobre todo fuera de la administración Biden. Uno de los más críticos fue el representante republicano de Texas, Michael McCaul, que abogó por controles más estrictos, bien de forma unilateral o de manera conjunta con aliados como Japón y los Países Bajos, países que junto con EEUU controlan alrededor del 90% del mercado de los equipos de fabricación de chips más avanzados.
El debate no pasó desapercibido en China, que estimuló el aumento de compras. Beijing proporcionó financiación para muchas adquisiciones, según señaló a Bloomberg Gaurav Gupta, analista de Gartner Inc, que aseguró que «incluso si necesitan una herramienta, pedirán tres o cuatro. El dinero no parece ser un problema». Los pedidos chinos de equipos de fabricación de chips de proveedores extranjeros aumentaron un 58% en 2021, según datos proporcionados por la asociación SEMI que reúne a productores de toda la cadena de manufactura electrónica. Los beneficiarios de ese ímpetu comprador fueron sobre todo Applied Materials, Lam y KLA de EEUU, así como Tokyo Electron de Japón y ASML Holding NV, con sede en los Países Bajos. Incluso con limitaciones al comercio, China ha sido su principal cliente los últimos cinco años hasta el punto de que los ingresos de ASML en China se triplicaron, mientras que los de KLA se cuadruplicaron.
No obstante, el 40% del gasto en equipos en China lo realizan empresas multinacionales que tienen instalaciones allí para producir cerca de la gran base de ensamblaje que existe. Eso sí, el director de SEMI, Ajit Manocha, apuntó que «la mayor parte de la capacidad instalada en las fundiciones de China es tecnologías de última generación».
LA PENURIA CAMBIÓ EL PASO
La escasez mundial de chips interrumpió la producción de casi todo, desde automóviles hasta teléfonos inteligentes, e intensificó aún más las tensiones. Entonces la Administración de Biden ordenó una revisión de las vulnerabilidades de la cadena de suministro, y como señala Bloomberg, descubrió que, si bien EEUU mantiene una buena participación en el diseño de chips y equipos de fabricación, la industria es «altamente dependiente» de las ventas en el extranjero, especialmente en China.
China es el mayor consumidor de semiconductores debido al tamaño de su mercado interno de productos electrónicos y a su condición de centro de producción para industrias enteras. Sin embargo, depende de empresas extranjeras para el equipo, y la mayor parte de su producción son modelos de chips relativamente antiguos, precisamente los que más escasearon durante el apogeo del déficit mundial de chips.
A pesar de la desventaja y las sanciones, la Corporación Internacional de Fabricación de Semiconductores (SMIC), el fabricante de chips más grande de China, ha logrado recientemente un gran avance. TechInsight, un medio de comunicación tecnológico canadiense, reveló que SMIC había avanzado su tecnología a un proceso de cuasi-7 nanómetros (nm), que podría ser un trampolín para un verdadero proceso de 7nm. Según TechInsight, los productos SMIC fabricados con el proceso cuasi-7nm llevarían ya un año siendo distribuidos.
La mayor diferencia entre los procesos de 7nm y los de 14nm es que la cantidad de transistores por unidad de área del proceso de 7nm aumenta considerablemente y su consumo de energía se reduce sustancialmente. Esto hace que los chips de 7nm sean mucho más potentes que los de 14nm, pero también más económicos. En otras palabras, «hacen que la inteligencia artificial, la computación en la nube y 5G sean económicamente viables tanto en aplicaciones comerciales como militares», resume la cuestión Che-Jen Wang, investigador del instituto INDSR de Taiwán.
LOS PLANES DE CHINA
Existe una gran brecha entre el consumo y la fabricación de chips en China, lo que significa que su tasa de autosuficiencia de chips es baja. En 2021, el tamaño del mercado de semiconductores de China fue de aproximadamente 186.500 millones de dólares, de los cuales solo 31.200 millones fueron fabricados en China, tanto por empresas nacionales como extranjeras, una tasa de autosuficiencia del 16,7%. Sin embargo, las empresas con sede en China solamente fabricaron chips por valor de 12.300 millones, lo que representa solo el 6,6% del consumo interno. El objetivo planteado en la iniciativa «Hecho en China 2025» es lograr una tasa de autosuficiencia del 75% para 2030.
La experiencia del desarrollo de la industria electrónica en el pasado ha hecho que los planificadores de políticas chinos entiendan que, aunque la industria de semiconductores de China va a la zaga de los fabricantes extranjeros tanto en cantidad como en tecnología, apoyar a una gran cantidad de empresas tendrá dos efectos positivos. En primer lugar, un elevado número de fabricantes chinos pueden «comerse» el mercado y comprimir el espacio para las fundiciones de chips de segundo y tercer nivel del resto del mundo. Según Che-Jen Wang, a finales de 2024, China liderará el mundo con las 31 nuevas fábricas de chips que está construyendo, superando las 19 de Taiwán y las 12 de EEUU. Dado que la mayoría de las 31 nuevas fábricas en China harán nodos de procesos ya maduros, tendrán poco impacto en los principales fabricantes que utilizan procesos avanzados, como TSMC, Intel y Samsung.
Además, como se ha acumulado un exceso de inventario en algunas áreas de la industria electrónica, y el mercado espera que haya un exceso de capacidad de producción en la fabricación de chips a partir de 2023, la competencia de precios será inevitable. Las fábricas que utilizan procesos maduros no podrán competir con las fábricas chinas de semiconductores que disfrutan de importantes subsidios. Es posible que algunas empresas de segundo y tercer nivel tengan que retirarse del mercado, lo que permitirá que las fábricas chinas dominen el mercado de procesos maduro.
En segundo lugar, si una o dos empresas chinas pueden destacar entre esa gran cantidad de fábricas, existe la posibilidad de que ese «campeón nacional» pueda competir o incluso dominar el mercado de los procesos avanzados. Lenovo en el sector de PC/portátiles y Huawei y ZTE en comunicaciones se desarrollaron utilizando dicho modelo. Y SMIC puede ser la empresa china líder que compita en el campo internacional de los semiconductores avanzados y romper el dominio tecnológico de EEUU. El avance de 7nm descubierto por TechInsight es la mejor prueba.
LA LEY DE CIENCIA Y CHIPS
En un contexto de creciente tensión en Taiwán, principal productor mundial de chips, el 9 de agosto el presidente Joe Biden firmó la ley Ciencia y CHIPS. El preámbulo recuerda que EEUU inventó el semiconductor pero que actualmente solo produce alrededor del 10% del suministro mundial. Para ayudar a asegurar el suministro nacional de semiconductores, la ley CHIPS proporcionará 52.700 millones de dólares de ayudas para la investigación, el desarrollo, la fabricación y la formación de trabajadores.
La norma otorga mayores poderes a la Oficina de Industria y Seguridad (BIS) que ya controla las exportaciones de semiconductores y tecnología relacionada. Además, los fondos de CHIPS vendrán con «salvaguardas» para garantizar que las entidades subsidiadas no construyan ciertas instalaciones en China u otros países sensibles que se consideren peligrosos. Una semana después de la firma de la ley, el 15 de agosto, BIS anunció una prohibición formal a la exportación de cuatro tecnologías directamente vinculadas a la fabricación de semiconductores. Según BIS, son «esenciales» para la seguridad nacional de EEUU.
A pesar de los esfuerzos norteamericanos por evitar los avances chinos, unos días más tarde MLCommons, un grupo independiente que mide velocidades de la inteligencia artificial, publicó nuevos datos que vienen a confirmar los anuncios de la poco conocida startup china Shanghai Biren Intelligent Technology Co de que su último chip ha superado el rendimiento de uno de los chips de gama alta que el Gobierno de EEUU ha prohibido exportar. «Los puntos de referencia son ampliamente representativos del procesamiento de imágenes y el procesamiento del lenguaje natural, que son dos cargas de trabajo de IA bastante significativas», declaró David Kanter, fundador de MLCommons. «Es bastante impresionante», concluyó.
Al hilo de estas informaciones, Jack Dongarra, un distinguido profesor de ciencias de la computación, señaló que había visto ese escenario antes. «EEUU prohibió que los chips Intel fueran a lugares específicos de China que estaban desarrollando computadoras de alto rendimiento, y el resultado fue que China diseñó sus chips para sus supercomputadoras».
A pesar de las evidencias, la administración Biden planea ampliar las restricciones. De momento varias empresas estadounidenses han recibido cartas en las que se les prohibe exportar equipos de fabricación de semiconductores avanzados con procesos de menos de 14 nanómetros a fábricas de China, a menos que los vendedores obtengan licencias del Departamento de Comercio. Son las llamadas cartas «queda informado» que permiten al Departamento de Comercio eludir los largos procesos de redacción de reglas e implementar controles con agilidad, aunque esas misivas solo son de aplicación para las empresas que las reciben.
No obstante, un alto funcionario de Comercio declaró a Reuters que «como regla general, buscamos codificar cualquier restricción que esté en cartas informadas con un cambio regulatorio», de modo que posiblemente pronto se plasmen en algún reglamento. Por otra parte, Reuters confirmó que funcionarios estadounidenses se han puesto en contacto con sus aliados para presionarlos con el fin de que promulguen prohibiciones similares. Impenetrables al desaliento continúan intentando poner puertas al campo.

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