Pimiento de Ezpeleta, el oro rojo afronta nuevos retos en el horizonte
El pasado fin de semana se celebró en Ezpeleta la Fiesta del Pimiento. Este producto cuenta con su propia Denominación de Origen y sus plantaciones ocupan cerca de 300 hectáreas en diez municipios de Ipar Euskal Herria. El cambio climático o el alojamiento de los temporeros son algunos de los problemas que hay sobre la mesa.

En el imaginario colectivo, el oro brilla con todos los colores. Está el oro blanco en que se ha convertido el litio, el oro negro que ha sido el petróleo, el oro verde que es la agricultura y el oro rojo que es el pimiento de Ezpeleta. Al menos, así es como a algunos les gusta llamarlo. Esto demuestra el peso económico de un sector agrícola que sigue creciendo en Ipar Euskal Herria. «La importancia del pimiento sigue extendiéndose», remarca Panpi Olaizola, presidente de la Asociación de Productores (Syndicat) desde hace dos años. «Tenemos una ventaja, somos la única clase de pimiento reconocida como Denominación de Origen Protegida (Appellation d’Origine Protégée, AOP)» en todo el Estado francés.
La denominación abarca diez municipios. Ocho parcialmente (Ezpeleta, Kanbo, Ainhoa, Senpere, Uztaritze, Jatsu, Haltsu e Itsasu) y dos por completo (Larresoro y Zuraide). Su área geográfica alcanza así las 25.000 hectáreas, tanto zonas urbanas como infraestructura vial, bosques y otros terrenos agrícolas y naturales. La superficie identificada como apta para la plantación de pimiento de Ezpeleta asciende a un total de 468,50 hectáreas. Se cubrieron poco más de 298 hectáreas en 2021 y 2022, por lo que la oferta podría responder sin problema alguno a una explosión de la demanda.
Porque con el paso de los años este producto va ganando terreno. En dos décadas ha multiplicado por diez su superficie sembrada: en 2001 eran 28 hectáreas. Fue una fecha clave. En 2000, sus productores, asociados desde 1993, obtuvieron su reconocimiento como Denominación de Origen Controlado (Appellation d’Origine Contrôlée, AOC). Un año más tarde se añadió el AOP, signo de calidad europea. La AOP se convirtió en la única etiqueta de referencia en 2012. La revolución está en marcha y saca el picante más allá de las huertas.
DESDE MEDIADOS DEL SIGLO XVII
El pimiento llegó a las costas europeas embarcado por los conquistadores que regresaban de América. Encontramos huellas de su cultivo en Ipar Euskal Herria a partir de 1650. Fueron las mujeres quienes velaron por su futuro, al cultivarlo para reemplazar a la pimienta, cara en ese momento. Poco a poco fueron quedándose únicamente con la variedad Gorria, única autorizada por la AOP. Una tradición que se mantiene anclada, a día de hoy los productores seleccionan sus propias semillas.
Crecer, por qué no, pero no se trata de perder el alma. La Asociación de Productores se encarga de ello. «Está ahí para defender la denominación de origen protegida, gestionar los controles… Queremos responder a las cambiantes expectativas sociales y medioambientales. Un tema de estudio es el riego: totalmente prohibido en verano, salvo excepción. Sin embargo, ante el calentamiento global, el riego puede ayudar a salvar el cultivo de nuestros pimientos. Queda por ver cómo articular nuevas reglas», explica Panpi Olaizola.
Para estudiar esta cuestión -el pimiento de Ezpeleta es actualmente el único cultivo de hortalizas al aire libre sin riego, a menos que haya una exención, en el Estado francés-, el Syndicat está trabajando junto al Instituto Nacional de Investigación Agronómica (Inra) en Montpellier y ha montado una parcela experimental donde se evalúan todos los escenarios.
Los golpes del cambio climático ya se están sintiendo. Este verano el pimiento volvió a estar sensible y la AOP hizo sonar la alarma. Como a más tardar el 15 de julio está prohibido el riego, se solicitaron excepciones al Instituto Nacional de Origen y Calidad. Se dieron. De hecho, algunos tendieron una red de riego por goteo en sus parcelas, pero la inversión es costosa para una práctica más que limitada. Otros regaron lo mejor que pudieron.
Los picos de calor tuvieron cierto impacto en la producción. «Vemos un poco de todo, pero los resultados no han sido catastróficos», apunta Panpi Olaizola, quien junto a su compañera Leire Iturralde perdió la mitad en su parcela con protecciones de plástico, pero que se limitó al 10% en una parcela experimental en protección vegetal. La técnica merece ser valorada a mayor escala. «Hasta este año éramos los únicos que lo hacíamos. Lo hemos estado probando en tres granjas para analizar cubiertas de mantillo, papel, plástico, helecho…».
SUBIDAS Y BAJADAS
Aún es demasiado pronto para tener todos los datos de producción de esta campaña, la temporada no ha terminado. Aunque hay algunos indicadores, como el chile en polvo. Si bien la cantidad de plantas es bastante cercana a la del año pasado (5.229.026, frente a 5.183.343 en 2021), hasta el momento se han aprobado 80 toneladas de pimiento de Ezpeleta en polvo como AOC, frente a las 98 toneladas de la campaña anterior en el mismo mes.
Sin embargo «la temporada había comenzado antes el año pasado», agrega con cautela Olaizola. Además, el año anterior se habían alcanzado récords, con 277 toneladas aprobadas. Durante los últimos diez años, su producción, aunque en líneas generales ha aumentado, ha tenido subidas y bajadas debido a las condiciones climáticas y los problemas sanitarios. El pimiento Gorria no es inmune a ninguna de estas dos cuestiones.
El pimiento de Ezpeleta es víctima de un hongo, “Athelia rolsfii”, que ataca a ciertas especies vegetales cultivadas al aire libre. Sus afecciones son más frecuentes después de episodios calurosos en los que se haya utilizado riego o después de fuertes lluvias. ¿Impacto del calentamiento global? La sospecha está ahí. ¿Cómo contrarrestarlo? «Vamos a reflexionar sobre este tema e invitar a otros productores de pimiento cultivado en terrenos similares, el pimiento dulce de Etiqueta Roja, el pimiento de Ibarra, el de Gernika, el piquillo de Lodosa…». El gremio y sus productores tienen mucho que hacer, hay otros temas que están sobre la mesa.
Debido a las condiciones meteorológicas, la cosecha comenzó a finales de julio, unos diez días antes de lo habitual. La maduración fue temprana. ¿Cuándo terminará? La normativa de pliegos de la Denominación de Origen prevé que, a más tardar, el 1 de diciembre. El año pasado se concedió una prórroga para aplazar el plazo hasta el día 15 de ese mes.
TRABAJADORES DE TEMPORADA
Este año la campaña no ha estado simplemente marcada por los caprichos del calentamiento global. Por primera vez, los temporeros salieron a la calle para protestar por sus condiciones de alojamiento y a finales de agosto marcharon por las calles de Ezpeleta. El pimiento emplea a unos 300 personas durante toda la campaña. La mitad de ellas son contratadas a través del Grupo de Empresarios Agrícolas de los Pirineos Atlánticos. Y la gran mayoría no son de la zona. Viven en sus propios vehículos, que necesitan de un espacio en condiciones para poder permanecer durante la noche.
Unos encuentran su campo base en una determinada granja, pero es algo complicado para quienes se mueven de una a otra. Otros se instalan en espacios públicos. En el primer caso los agricultores tienen miedo. Miedo a que este alojamiento sea considerado una prestación en especie. Miedo a que la inspección del trabajo y la Seguridad Social agraria metan la punta de la nariz. Porque es necesario asegurar aseos, duchas, comedor...
Para evitar la aplicación de las normas relativas a los alojamientos colectivos, se aconseja prever un sitio externo de las granjas. «Hace unos años abrimos un área de recepción de viajeros en Senpere. El año pasado, 120 temporeros fueron acogidos de esta forma. Pero en 2022 iba a estar en reformas. ¿Cómo íbamos a hacerlo?», se pregunta Olaizola.
Por tercer año se celebró una reunión con la Mancomunidad Vasca y con representantes electos de los municipios interesados, pero no salió nada concreto. «Luego contactamos al subprefecto, que nos recibió a finales de abril o principios de mayo», explica. Bastaría un Algeco (una marca de módulos prefabricados) con aseos, cercano a la granja.
Los trabajos en el área de Senpere no se llevaron finalmente a cabo, y se ha abierto a algunos trabajadores de temporada. Se trajo grava y se acondicionaron baños. «A partir del próximo año debemos aclarar la cuestión con los productores, y esperamos que se puedan instalar de 40 a 50 vehículos. Todavía estamos esperando una respuesta de la Mancomunidad y de los ayuntamientos. Tendríamos que encontrar pequeñas parcelas donde se pudieran asentar los temporeros», concluye Olaizola. El alojamiento es uno de los problemas para los próximos años.
El pimiento de Ezpeleta no es el único pimiento local en juego. Tiene un socio bautizado como Biper Eztia, el pimiento dulce «du Pays Basque et du Seignanx». Cuenta con cuatro variedades: Aturri, Errobi, Errekaldea y Doux très long des Landes. Es de color verde, aunque paradójicamente cuenta con una certificación de calidad llamada Label Rouge.
VERDE Y DULCE
Fue en el año 2000 cuando comenzó la aventura de este pimiento dulce. Una docena de agricultores se unieron para promover su producción a través de un enfoque de calidad superior, con el respaldo de la certificación Etiqueta Roja, que no tiene ningún requisito de origen geográfico. «Un productor de pimiento dulce del norte de Francia muy bien podría obtenerlo siempre que respete las especificaciones», explica Thomas Lacombe, presidente de la Asociación de Productores. Lacombe y su socio Philipe Darricau están al frente de la finca Pintan, cerca de Baiona. Tienen 6.000 plantas cada año en sus invernaderos, para una producción de unas cinco toneladas.
Un Label Rouge no se crea en un día. Después de muchos años de trabajo, se obtuvo en la primavera de 2016. Antes habían creado la marca Biper Eztia, que muestra su territorio en Ipar Euskal Herria -la mayor parte en la ribera del río Aturri- y Landas. «El pimiento dulce Label Rouge solo se puede vender en bolsas de 200 gramos o en cajas, ambas selladas, y enviarse dentro de los dos días posteriores a la cosecha», explica Lacombe. El año pasado comercializaron cerca de 21 toneladas con el certificado de calidad.

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