Maite UBIRIA BEAUMONT

Los municipios de Ipar Euskal Herria se apuntan a la sobriedad

Unos 8.000 consistorios del Estado francés se han sumado por el momento a la iniciativa de rebajar el alumbrado público a lo largo de tres meses. Entre el escalofrío que provoca la factura energética y la necesidad de acelerar la transición ecológica, las instituciones vascas exponen sus recetas para pasar un invierno con menos luz.

La oscuridad no es obstáculo para la práctica de unos minutos de ejercicio en la calles de Baiona.
La oscuridad no es obstáculo para la práctica de unos minutos de ejercicio en la calles de Baiona. (Guillaume FAUVEAU)

El lehendakari de la Mancomunidad Vasca, Jean-René Etchegaray, no duda en augurar que los equilibrios a realizar cara al Presupuesto de 2023 serán más que complicados. El impacto de los costes de la energía y de las materias primas han hecho que el escenario sobre el que se escribieron las cuentas de 2022 haya sido desmentido por la vía de los hechos.

«Como estamos elaborando actualmente los presupuestos para el año próximo, sabemos que los municipios se verán abocados a una subida de entre el 3 y el 5% en sus gastos corrientes, y una situación similar afectará a la Mancomunidad», explicitaba así en una entrevista publicada, el pasado 3 de noviembre, por el semanario “Mediabask”. El dirigente centrista hace un balance, a contraluz, sobre el desafío energético.

La práctica totalidad de las instalaciones dependientes de la institución, unas 600, se alimentan ya de energías renovables. Una evolución energética que se está materializando con la ayuda del Banco Europeo de Inversiones (BEI) a través de un programa que, según su presidente, convierte en puntera a la Mancomunidad Vasca. Sin embargo, según reconoce, queda mucho camino por andar.

«Encontramos dificultades para poner en marcha instalaciones eólicas pero en todos los proyectos de la Mancomunidad se incluye la colocación de placas solares, y en nuestras reflexiones figura igualmente la energía hidroeléctrica, que representa un 16% de la producción del territorio», resume el presidente de la institución de Ipar Euskal Herria.

«En el contexto difícil de la guerra en Ucrania y de un nivel histórico de indisponibilidad de la parte de la red nuclear francesa, ahora nos toca, en aplicación del Plan de Sobriedad, adoptar medidas que nos permitan reducir en un 10% nuestro consumo energético en el plazo de los dos próximos años», añade el también alcalde de Baiona, para quien, en todo caso, avanzar hacia la soberanía energética dependerá de «nuestra capacidad de desarrollar las energías renovables».

Unas actuaciones que darán resultados a medio-largo plazo pero que no excluyen medidas más coyunturales, a las puertas de un invierno sobre el que se ciernen sombrías perspectivas. De ahí que Ipar Euskal Herria empiece a implementar una serie de soluciones que afectarán ya al alumbrado público ya a la temperatura a la que funcionará la calefacción en instalaciones públicas, en consonancia con ese Plan de Sobriedad que el Gobierno francés expuso el pasado 6 de octubre y que se inspira, al menos en parte, en la guía de cincuenta medidas publicada con anterioridad por la asociación Negawat.

Aunque, como otros consistorios vascos, el Ayuntamiento de Hendaia puso en marcha años atrás medidas de cara a avanzar en la eficiencia energética, mediante la instalación de paneles solares en tejados de edificios municipales o la renovación energética de los centros escolares, también adoptará iniciativas nuevas para hacer frente a una factura que quema.

EL DÍA DE LA NOCHE

De esta forma, el Consistorio hendaiarra se ha sumado a una iniciativa que data de hace más de una década pero que atrae hoy a nuevos adeptos. Bajo el título de “El día de la noche”, el pasado 15 de octubre fue aplicada, a modo experimental, en el municipio costero. El test consistió en el apagado desde la medianoche y hasta las cinco de la mañana de cuarenta transformadores. Así, las farolas dejaron de proyectar luz en parkings, plazas y determinadas zonas residenciales, preservando, no obstante, la iluminación en los ejes más transitados de la localidad.

Es una de las pistas sobre las que trabaja el Consistorio que, sin embargo, mira de reojo a la vecina Urruña, que ya antes de que empezaran a encenderse las alarmas sobre la actual crisis puso en marcha una iniciativa ciertamente novedosa.

Una aplicación permite a los urruñarras activar desde su smartphone el alumbrado público. La app “Enciendo mi calle” fue testada, barrio a barrio, en diciembre de 2021, con resultados concluyentes, no solo para rebajar la factura de la luz de la institución que gobierna el abertzale Filipe Aramendi, sino para desmentir, al tiempo, «los temores sobre aumento de delincuencia o actos incívicos» que acompañan la puesta en marcha de este tipo de dispositivos.

Otras iniciativas incluidas en el marco explicitado por París, que van del apagado nocturno de los anuncios y escaparates luminosos al uso de la calefacción a una media de 19 grados, pasando por la instalación de detectores de presencia y el uso de agua fría para lavarse las manos, figuran en no pocos planes municipales, caso del ya citado de Hendaia.

Todo con tal de evitar que siga subiendo una factura energética -luz, gas y carburante- que si en 2021 implicaba para el municipio un desembolso de 942.000 euros en el presente ejercicio ha escalado hasta los 1.062.000, y eso que, como escribe el alcalde socialista Kotte Ezenarro en la edición de otoño de la revista municipal, «el año todavía no ha terminado».

También el Ayuntamiento de Donibane Lohizune se ha apuntado a la experiencia de reducir el alumbrado eléctrico en zonas poco transitadas. El balance provisional es de en torno a un 20% de ahorro en la factura. Su alcance, Jean-François Hirigoyen, elegido en una lista de centro-derecha, trasladaba esta semana por la prensa su objetivo de rebajar en un 15% el consumo energético mediante medidas, eso sí, progresivas.

Al otro lado del puente, la localidad de Ziburu se ha incorporado a ese listado de 8.000 localidades hexagonales que han puesto en marcha una experiencia de ahorro a tres meses vista que se centra en reducir o prescindir del alumbrado público durante las horas nocturnas. La Corporación que encabeza el abertzale Eneko Aldana impulsó, unos días antes de que lo hiciera Hendaia, concretamente en la noche del 10 al 11 de octubre, un test del que los servidores municipales han extraído ya algunas conclusiones.

La primera de ellas es que con el apagado se puede reducir entre el 20 y el 30% el consumo, lo que permite, si no rebajar demasiado la factura, sí al menos compensar la imparable subida del precio.

En el capítulo de ventajas no cuantificables solo con dinero, el Ayuntamiento alude a que una rebaja de la contaminación lumínica nocturna favorece «una mejor protección de la biodiversivad y también del derecho al descanso».

Por lo que a las incidencias directas del apagado se refiere, el test realizado en Ziburu ha evidenciado que «la circulación viaria sigue siendo fluida e incluso se constata una bajada en la velocidad y, en lo que afecta a la circulación a pie, no plantea riesgos añadidos, aunque puede generar una sensación de inseguridad a la que queremos responder adoptando medidas progresivas», según explicaban responsables del Consistorio al presentar, el 8 de noviembre, su versión a escala local del plan de sobriedad.

Así las cosas, el apagado del alumbrado público, que comenzará a aplicarse en Ziburu a partir del 15 de noviembre, variará según los días de la semana. Entre el domingo y el jueves, las farolas se apagarán entre la medianoche y las 5.30 de la mañana, pero los viernes y sábados el apagado solo se aplicará de 3.00 a 5.30.

Para «reforzar el sentimiento de seguridad», las arterias principales -carreteras RD810, RD704 y RD912- permanecerán alumbradas siempre hasta las 3.00 y se apagarán hasta las 5.30.

LAS DICHOSAS LUCES NAVIDEÑAS

En tres fechas particularmente señaladas, las de Navidad, Año Nuevo y las fiestas patronales de Bixintxo, que se celebrarán entre el 20 y el 29 de enero, las calles seguirán alumbradas en Ziburu. Una excepción que pone de relieve que en periodos de celebración, y en especial en las fechas navideñas, los ayuntamientos vascos deberán conjugar puntos de vista diferentes y hasta intereses opuestos a la hora de aplicar sus planes de ahorro energético.

De hecho, en la misma semana en que el alcalde de Donibane Lohizune se proyectaba incluso más allá de ese ahorro del 10% en el horizonte de 2024 marcado por París, su concejal de Comercio y Turismo citaba a los medios para mañana, lunes, cara a hacerles partícipes de «los actos y las luces navideñas que animarán la localidad» ya desde el 25 de noviembre.

Es sabido que algunas asociaciones de comerciantes no ven con demasiados buenos ojos medidas de apagado, ni de escaparates ni de alumbrado, por más que estas figuren entre la galería de opciones entre las que los consistorios pueden elegir con vistas a abaratar la factura energética.