Raimundo FITERO
DE REOJO

El segundo bisiesto

No es tan fácil sincronizar los relojes, ni los cronómetros ni las prolongaciones de los partidos de fútbol. Parece existir un problema más allá de lo filosóficamente aceptable que es el llamado segundo bisiesto, también conocido como segundo intercalar y que es la unidad de medida que se utiliza para coordinar los cuatrocientos relojes atómicos desperdigados por la superficie terrestre para ajustar el tiempo de rotación con una precisión incuestionable, sin merma ni adhesión de un simple segundo, aunque sea atómico o residual.

Pero ¿cuál es el problema con ese segundo? No queda claro para los neófitos, pero es una buenísima excusa para entender los desajustes de ciertas acciones humanas que tienen consecuencias bastante notables. Si toda la tecnología atómica no asegura una precisión incontrovertible sobre la hora en la que vivimos, ¿cómo se le va a pedir a un politicastro mediocre que sepa algo más que lo que le escriben sus amanuenses contratados que, por lo visto y oído, no están sincronizados con el tiempo presente, sino que vienen de un más allá irreconocible?

Es asombroso que los segundos bisiestos se noten mucho en la incapacidad para leer sus chuletas que manifiestan cotidianamente los que se consideran los líderes de la derecha extrema, de la organización para delinquir o banda, IDA y Feijóo. Leen mal y dicen tonterías. Sin leer son peores todavía. Hacía mucho tiempo que no se notaba tanto la poca consistencia de unos políticos del montón que salen todos los días a copar sus segundos bisiestos de ridículo absoluto. Y no hablamos de fútbol.