Iñaki SOTO
IRUÑEA
Elkarrizketa
Martín Zabalza
Director General de Paz, Convivencia y Derechos Humanos

«El informe sobre la tortura crea un escenario impensable hace poco»

Zabalza (1962, Almandoz) está convencido del camino que emprendió al tomar la Dirección General de Nafarroa, una posición privilegiada para trabajar por los derechos humanos, pero también un cargo arriesgado y sujeto a críticas de un lado y de otro. En la entrevista -que se puede leer íntegra en NAIZ-, Zabalza se muestra formado, vehemente y dialogante.

(Idoia ZABALETA | FOKU)
¿Cuál ha sido la evolución de esta legislatura?

Al llegar me encontré con nudos de interlocución que dificultaban avanzar. La interlocución con el mundo de las víctimas de ETA estaba muy politizada y bloqueada. Con las del 36 había una línea de trabajo previa. Pero el nudo de las víctimas de violencia política no estaba desarrollado, tanto por sentencias judiciales como porque había diferencias políticas evidentes.

El primer paso fue establecer una política de diálogo sin exclusiones. Existía un veto cruzado que condicionaba mucho. La primera etapa fue complicada. Hubo que ir desbloqueando nudos. Ahora, en cambio, trabajamos de forma más natural con todos.

El planteamiento siempre fue que no hay alternativa al diálogo entre diferentes y a la convivencia. Y si alguien la tiene, que la exponga.

Si se quiere avanzar no pueden existir bloqueos cruzados. Creo que ese es el mayor logro: nos hemos convertido en un interlocutor válido en un proceso de postviolencia, y se reconoce que realizamos unas políticas dentro de lo que marcan las leyes internacionales de derechos humanos.

Hace poco ha recibido la Gran Cruz de la Lealtad a las Víctimas del Terrorismo y ha asistido a la manifestación contra la tortura. Comparte foro un día con Consuelo Ordoñez y al siguiente con Jorge Txokarro. ¿Cómo se gestiona esto?

Con profundo convencimiento. No son movimientos tácticos o estratégicos. Son acciones por convencimiento.

Acudo a estos dos actos porque, para empezar, ambos están financiados por nuestro Gobierno. A partir de ahí, también trabajamos por mandato legal, porque tenemos leyes tanto forales como estatales que nos obligan a hacerlo.

Si crees que ningún ser humano merece que se vulneren sus derechos es más fácil actuar en distintos ámbitos. Porque, ya que has mencionado esos nombres, evidentemente los derechos de Consuelo Ordóñez fueron vulnerados y, evidentemente, los de Jorge Txokarro también. Ese denominador común te permite trabajar con todos por convencimiento y, además, por mandato legal.

El estudio sobre la tortura del Instituto Vasco de Criminología va a suponer un salto cualitativo ¿Qué espera de él?

El informe del IVAC podría estar en diciembre. Habrá una presentación más técnica al Gobierno, y luego al Parlamento en enero. Desde su convocatoria tiene la voluntad de ser un trabajo público.

Vamos a esperar el resultado, pero crea un escenario que era impensable. Recientemente hubo en el Parlamento un foro con distintas víctimas, está el encuentro con expertos internacionales y hay otras actuaciones como pueden ser la puesta en marcha de la Comisión de reconocimiento de víctimas de motivación política.

La Dirección General aborda estos temas bajo el paraguas de la legislación de Derechos Humanos con una idea básica: cuando el Estado español firma tratados internacionales, estos nos vinculan.

Cuando una víctima recibe un reconocimiento de la Administración es representativo porque alguien le cree, le reconoce y trabaja por un concepto que a veces no va unido al de justicia, pero sí al de verdad. Y eso es reparador, le hace bien porque se socializa su dolor en un sentido positivo. Quizás este paraguas de derechos humanos es el que nos hace entender por qué se crean espacios que hace poco estaban cerrados. Porque hay voluntad política de hacerlo.

¿Existe la misma voluntad con la situación de los presos?

Hay un principio evidentemente de cumplimiento de la legislación. La ley permite el acercamiento y otras actuaciones, y aunque podría haber desarrollos más bloqueadores, la apuesta del Gobierno de España está siendo facilitadora y creo que esa es la línea.

El Plan de Convivencia es su espina clavada. Dijo que EH Bildu se equivocó al no apoyarlo ¿Por qué?

En el Plan de Convivencia hicimos unos documentos base, los mandamos a colectivos muy plurales, estos incluyeron sus aportaciones y nos lo devolvieron.

Sin embargo, la derecha se autoexcluyó al entender que ese proceso estaba sesgado. Pero no fue así, porque fue un proceso muy amplio y abierto de consulta.

Con la izquierda abertzale, al llegar al Parlamento, se produce un debate que considero muy importante, donde se dieron pasos para las bases de un documento consolidado.

Al votar el plan, se produjo ese cruce de vetos, donde Navarra Suma imponía una visión de veto a EH Bildu. Y EH Bildu entró en ese juego. Yo creo que el fallo estuvo en ese paso final. Quizás sea muy reciente, porque el Plan de Convivencia tiene cuatro años y habrá que evaluar al final del proceso. Pero ese nudo se visualizó y por eso digo que la izquierda abertzale pudo desaprovechar una oportunidad para ayudar a quitar tensión.

En una sesión posterior hubo un acuerdo casi generalizado. Creo que la sociedad, y también los grupos políticos, entienden que este Plan es un buen instrumento. Mi idea es que, quizás, si esa votación se produce dentro de cuatro años, ese veto desaparezca.

Pero se mantiene el veto…

Es cierto que, aunque en la Comisión de Convivencia existe un ambiente de no enfrentamiento y los debates, complicados, no son crispados, a la hora de votar Navarra Suma casi siempre lo hace en negativo. Votaron contra la Ley de Víctimas de Motivación Política, pero es que recientemente votaron contra del reconocimiento de abusos de la Iglesia.

Cuando vamos avanzando en colectivos que han sido vulnerados, el voto final es en contra, aunque yo luego oigo reflexiones positivas.

Con los gobiernos de UPN -y PSN- no había margen para la memoria. Usted ha sido cargo de UGT. ¿Cómo ven el revivir de esta lucha?

La memoria, o sirve para convivir en el presente y abrir espacios de convivencia a futuro, o si sirve para generar conflicto en el presente y cerrar espacios de entendimiento al futuro, entonces no sirve. Esta es la teoría de Todorov de la buena memoria o la mala memoria.

La gestión de la memoria se hace en términos políticos, en situaciones sociales determinadas. No es una burbuja, es algo que lo realizas en una realidad sociopolítica concreta, donde tienes que gestionar la ciudadanía que tienes.

Durante la Transición se produjo una desmemoria con las víctimas de la guerra civil y de la dictadura. Desde el mundo de la UGT, que es mi mundo, realizamos una aportación con mucha injusticia a nuestra propia historia. A partir de la Ley Zapatero, se pone en valor nuestra propia historia.

Cuando asisto a las fosas suelo decir que, si ponemos el paraguas de los derechos humanos, todo el mundo estamos de acuerdo: ese es nuestro denominador común y es un consenso muy válido. Pero si hay que ponerle alguna bandera, la única que hay que poner es la roja. Nada más. Porque si no desvirtuamos la ideología de esas personas, que eran de la UGT o del PSOE.

¿En qué situación general están los derechos humanos en Nafarroa?

Cuando hablamos de derechos humanos la gente piensa en Colombia, en África… y no, tenemos que hablar de aquí. Hay que estar muy vigilantes y por eso es importante el Observatorio, para ver lo que pasa en la sociedad, pero también cómo actúa la Administración.

INTERLOKUZIOAK ZABALDU ETA BLOKEOAK GAINDITU

Lanean hasi zenean, Nafarroako politikagintzan blokeo gurutzatuak zeudela dio, eta horiek gainditzen ibili da legegintzaldian. Horretarako aginte legala duelako, baina batez ere konbentzimenduz. Giza eskubideen izaera unibertsalean eta bazterketarik gabeko elkarrizketan sinesten du, ez baitago beste alternatibarik. Egun batean ETAren biktimekin eta hurrengoan tortura jasan dutenekin biltzen da Zabalza. PSN eta UGTko kidea da, eta harro dago. Alderdi horren aldetik orain arte esan ez diren gauzak esaten ditu.