EDITORIALA

Marihuana terapéutica, pasos para hacer camino

Durante largo tiempo la marihuana ha sido demonizada en nuestra sociedad como una sustancia peligrosa. A pesar de la imagen negativa que se ha transmitido, lo cierto es que el cannabis tiene también propiedades terapéuticas que son cada vez más apreciadas y que ha llevado a que se apruebe su uso médico en varios países. Un cambio que ha hecho que aumente la demanda y el potencial de un negocio poco explotado hasta ahora. El Congreso español está elaborando una ley que legalizaría su cultivo y procesamiento para uso terapéutico.

En este contexto, el Gobierno de Nafarroa, con buen criterio, ha comenzado la adaptación a los cambios que se avecinan a fin de que los futuros productores puedan dedicarse a este cultivo con garantías. Algo que no es sencillo debido a que la planta de cannabis produce diferentes sustancias químicas, algunas psicotrópicas y otras de uso medicinal, y dependiendo de la variedad predominan unas u otras. Ya se ha constituido una asociación que ha comenzado a testar variedades para determinar cuáles son más aptas para uso medicinal, un aspecto clave ya que el proyecto de ley recoge estrictas medidas de seguridad para los cultivos. Fija, asimismo, un riguroso porcentaje máximo de sustancias psicotrópicas que de superarse conllevaría la destrucción de la cosecha. Una medida posiblemente pensada para evitar la picaresca, pero que convierte al cannabis en un cultivo con un elevado riesgo, ya que una pequeña alteración puede provocar la pérdida de la producción y de los ingresos. Además, por mucha selección de variedades que se haga, puede que el rendimiento varíe notablemente en función de una meteorología variable.

Un cultivo que puede resultar rentable pero que arrastra una mala imagen, que la propia consejera de Medio Ambiente reconocía al señalar la necesidad de hacer «pedagogía». En ese sentido, es posible que una legislación excesivamente estricta y minuciosa no ayude a superar esos prejuicios; puede, incluso, provocar el efecto contrario y exacerbarlos. Asimismo, negar de partida el debate sobre otros usos -en especial el lúdico -, tampoco parece lo más inteligente.