GARA
WASHINGTON-BERLÍN
GUERRA EN UCRANIA

EEUU suma sus tanques Abrams a los Leopard en la nueva etapa de la guerra

La confirmación de que EEUU enviará a Ucrania 31 tanques Abrams y Alemania dos batallones de Leopard certifica el comienzo de una nueva etapa en la implicación occidental en la guerra. Rusia advirtió del peligro del nuevo nivel de confrontación, pero minimizó la importancia de los tanques. Kiev eleva su exigencia, ahora pide misiles de largo alcance y cazas de cuarta generación.

El canciller alemán, Olaf Scholz, con soldados alemanes junto a un Leopard 2.
El canciller alemán, Olaf Scholz, con soldados alemanes junto a un Leopard 2. (Ronny HARTMAN | AFP)

Estados Unidos confirmó que enviará a Ucrania 31 tanques Abrams -cifra que equivale a un batallón de tanques en las Fuerzas Armadas ucranianas- siguiendo el anuncio del Gobierno alemán del envío de sus Leopard 2 y la autorización a varios otros Estados para que lo hagan.

Los tanques estadounidenses tardarán meses en llegar a Ucrania e irán acompañados de vehículos blindados M88, que necesitan como apoyo.

Aun así, el entrenamiento de militares ucranianos para que aprendan a operar esos complejos vehículos y puedan mantenerlos a lo largo del tiempo comenzará de inmediato en un tercer país.

A la vez, el Departamento de Defensa está buscando mecanismos que permitan enviar a Ucrania el equipo y el combustible que necesitan los Abrams.

El presidente de EEUU, Joe Biden, habló por teléfono con el canciller alemán, Olaf Scholz; con su homólogo francés, Emmanuel Macron, y con los primeros ministros de Gran Bretaña e Italia, Rishi Sunak y Giorgia Meloni, respectivamente, antes de hacer público este envío de tanques. Unas horas antes, Scholz había confirmado el envío de los tanques Leopard.

En total serían unas 80 unidades, según el semanario alemán “Der Spiegel”. Polonia, Finlandia, Noruega, Suecia, Países Bajos, Portugal y el Estado español evalúan o están abiertos a analizar el envío. A su vez, Gran Bretaña transferirá 14 tanques Challenger 2.

Biden recordó que Kiev ha recibido «más de 3.000 vehículos blindados, 8.000 sistemas de artillería, 2 millones de municiones de artillería y más de 50 sistemas avanzados de multilanzadera de cohetes», además de baterías antiaéreas. Pero la entrada en la guerra de modernos tanques occidentales supone una nueva etapa en el conflicto.

«Esto puede marcar una diferencia significativa en la lucha contra Rusia», auguró el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg».

Según Biden, se trata de ayudar a Ucrania a defender su soberanía y su integridad territorial, y no de «una amenaza ofensiva contra Rusia», pero Moscú ya ha advertido sobre una «decisión extremadamente peligrosa» que «lleva el conflicto a un nuevo nivel de confrontación».

Scholz y su ministro de Defensa, Boris Pistorius (SPD), explicaron, por su parte, que quieren dotar Ucrania con dos batallones de tanques. El primero incluye el modelo más moderno, el Leopard 2A6. Estaría listo en tres meses. El segundo lo compondrán vehículos del modelo antiguo 2A4. Dado que un batallón alemán de esta índole incluyen además de 44 a 50 blindados, Berlín coordinará su composición con sus socios.

Scholz prometió que garantizaría el entrenamiento de las tripulaciones ucranianas, la logística, el mantenimiento y la munición.

Rehusó definir los objetivos de Alemania en esta contienda aunque su ministra de Exteriores, Annalena Baerbock (Verdes), había afirmado en Bruselas que «luchamos conjuntamente una guerra contra Rusia y no unos contra otros».

Previamente, Scholz se felicitó por todas las medidas con que su tripartito con los Verdes y el Partido Liberal Democrático (FDP) independizó al país del gas ruso. Después se refirió a la «terrible imperialista guerra de agresión rusa». Frente a las críticas por una respuesta lenta y tardía, la justificó con que «acercándose poco a poco era el único principio que funcionaba». Según él, había que acordar cada paso con sus socios internacionales y pidió a los alemanes confianza en él y en su Gobierno.

Enumeró también las armas que Alemania ha donado ya a Ucrania: los obuses autopropulsados 2000, el lanzacohetes MARS II, el tanque antiaéreo Gepard, el sistema antiaéreo IRIS-T SLM, 40 blindados Marder y ahora los Leopard 2.

Pero Kiev no deja de reclamar más armamento. El comandante en jefe de sus Fuerzas Armadas, Valery Zaluzhny, afirmó que para llevar a cabo una nueva ofensiva el Ejército necesita al menos 300 tanques, mientras el viceministro de Exteriores Andrey Melnyk, reclamó aviones de caza para la ofensiva que Kiev quiere lanzar en primavera. El asesor presidencial Yuriy Sak se refirió a los cazas F-16 como «el próximo gran obstáculo». «Si los conseguimos, las ventajas en el campo de batalla serán inmensas, No son solo los F-16. Aviones de cuarta generación, esto es lo que queremos», añadió recordando que sus aliados occidentales han cedido a todas sus reclamaciones en artillería pesada, los Himars y ahora los tanques.

El Kremlin, pese a advertir de la escalada, aseguró que «es un plan destinado al fracaso». Su portavoz, Dmitri Peskov, sostuvo que los suministros de carros de combate están «sobrevalorados» y no darán a las Fuerzas Armadas ucranianas la ventaja deseada.

Además reiteró que los tanques occidentales «arderán» en Ucrania, al igual que lo han hecho otras armas extranjeras.

El embajador ruso en Berlín, Serguei Nechaev, denunció que Alemania ha renunciado definitivamente a «su responsabilidad histórica por los terribles crímenes del nazismo durante la Gran Guerra Patria, que no prescriben».

Su homólogo en EEUU, Anatoli Antonov, recalcó, por su parte, que hay no justificación para la entrega de tanques Abrams a Kiev, que consideró «una provocación«, y que nadie debería «hacerse ilusiones sobre quién es el auténtico agresor en ese conflicto»

EH Bildu y ERC reclaman que el envió de tanques se vote en el Congreso

EH Bildu y ERC mostraron su posición contraria al envío por parte del Estado español de tanques Leopard a Ucrania y reclamaron que la decisión se vote previamente en el Congreso. Ambos votarían en contra llegado el caso. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ve imprescindible ir «mucho más allá de la pancarta» y apostar también por la diplomacia. Coincidió en esta idea la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, porque «lo único que van a hacer es prolongar el conflicto». En cambio, el portavoz del PNV, Aitor Esteban, «comparte completamente» que se envíen los tanques porque «el envolvimiento en la guerra es total, no tiene sentido estar a medias».GARA

Entierro oficial de la «ostpolitik»

La sociedad alemana se muestra dividida ante la entrega de tanques de combate a Ucrania. Según una encuesta hecha por el canal ARD de la televisión pública, el 46% de los encuestados se muestra a favor y el 43%, en contra. El canciller, Olaf Scholz (SPD), tuvo en cuenta el sondeo cuando explicó su decisión ayer ante el Bundestag. La opinión pública la conoció cuando el lunes fue filtrada a determinados medios alemanes. Después de semanas de titubeo y días de mucha presión, el jefe del Gobierno alemán cedió por fin cuando se supo que también Washington enviaría varias decenas de su tanque de combate Abrams M1.

Un diputado de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) preguntó a Scholz si su decisión no suponía el fin de la ostpolitik de los históricos cancilleres socialdemócratas Willy Brandt y Helmut Schmidt. Scholz asintió pero matizando que era el presidente ruso, Vladimir Putin, quien con su guerra de agresión había puesto fin a la inviolabilidad de las fronteras en Europa. Mientras tanto, el jefe del grupo parlamentario del SPD, Rolf Mützenich, maquilló el giro de su formación diciendo que Alemania solo exporta «armas defensivas». Sin embargo, los Servicios Científicos del Bundestag, que con sus estudios asesoran a los parlamentarios, avisaron ya en marzo de que «si aparte del envío de armas se hablara también de instruir y de entrenar a la parte del conflicto en tales armas, entonces se abandonaría el espacio protegido de la no-beligerancia».

La diputada del partido socialista Die Linke (La Izquierda) Sahra Wagenknecht consideró el envío de los tanques «una locura que podrá terminar en una catástrofe». Contra ello quiere movilizar «una gran coalición de la fuerzas de la razón», pero lo hace desde el seno de un partido profundamente dividido.

Actualmente, Alemania no cuenta con ningún movimiento pacifista. Si lo hubiera, serían dos: uno compuesto por los restos de la izquierda; otro por la ultraderecha AfD, afín a la política de Putin hasta el año pasado. El Berlín político y los medios afines no dejan lugar para aquellos que abogan por una solución política. Muy pronto se les tacha de «putinistas».Ingo NIEBEL