Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «LA BALLENA»

¿Se merece Brendan Fraser el Óscar de Mejor Actor?

En primer lugar, Brendan Fraser no tiene la culpa de que Darren Aronofsky repita la jugada que tan bien le salió en “El luchador” (2008) con Mickey Rourke y su eventual recuperación, como tampoco es responsable de que la Academia de Hollywood sienta debilidad por los actores en decadencia que buscan una segunda oportunidad. Si le dan el Óscar de Mejor Actor merecido lo tendrá, al igual que el encargado de los efectos de maquillaje, como el segundo nominado por la película. Ambos han hecho un equipo insustituible, sin el cual no hubiera sido posible “The Whale” (2022). Aronofsky ha tardado diez años en reunirlos, debido a que no terminaba de encontrar al actor ideal, hasta que llegaron Fraser y el sastre, por así llamarlo, de su traje prostético.

Y lo del traje no es ninguna tontería, porque si Eddie Murphy lo utilizaba en sus comedias, Fraser lo lleva como una carga añadida para sentirse todavía más incómodo ante la cámara. Está sufriendo a cada momento y cada gota de su sudor es provocada. A nivel sicológico, el actor ya venía en su vida real de un problema de sobrepeso, con el consiguiente perjuicio para su carrera, pero es que Aronofsky se ocupa de empeorar su situación mediante un rodaje infernal.

No sé si en nombre del arte dramático merece la pena hacer tales sacrificios, aunque se trata de poner todos los medios para que la audiencia se sienta tocada por esta deprimente historia. Por eso la dirección persigue generar un ambiente claustrofóbico, dentro de un reducido apartamento en el que permanece encerrado el protagonista con su movilidad reducida.

Y para que esa sensación de angustia sea mayor si cabe, el formato utilizado es el cuadrado (4:3), dejando claro que el actor apenas entra en el plano, y que lo tiene crudo para interactuar con el resto de escasos personajes.