Isidro ESNAOLA
CRISIS BANCARIA

Un rescate poco tranquilizador

La operación de compra de Credit Suisse por USB no ha terminado con las incertidumbres en el sistema bancario global. A pesar de que todos estos rescates se presentan como operaciones privadas, no serían posibles sin las garantías públicas, lo que abre nuevos interrogantes. Y los especuladores siguen aprovechando las oportunidades que se presentan.

(Fabrice COFFRINI | AFP)

Otro rescate más. Finalmente ha sido el banco suizo USB el que ha comprado Credit Suisse por algo más de 3.000 millones de euros. Eso significa que ha valorado la acción en unos 0,76 céntimos frente al 1,86 que cerró el viernes, es decir, que los accionistas tendrán unas pérdidas por encima del 60%.

En estos casos, más importante que el precio son las garantías que el comprador recibe, ya que no sabe a ciencia cierta cuál es la situación con la que se va a encontrar. En este apartado, las declaraciones fueron contradictorias.

El presidente de la Confederación Helvética, Alain Berset, por una parte, dijo que el total de garantías ascendía a 100.000 millones contando la línea de liquidez de 50.000 millones que se le concedió el miércoles.

La ministra de Finanzas suiza, Karin Keller-Sutter, por otra parte, explicó que se ha dado una garantía de 9.000 millones de francos suizos, «un poco como un seguro». Al parecer, USB asumirá en principio las pérdidas que tuviera Credit Suisse y solo si se llega a un determinado umbral intervendría la garantía pública. No obstante, Keller-Sutter definió la compraventa como un acuerdo privado. «Es una solución privada, no un rescate», declaró. Sin embargo, la intervención estatal, fundamentalmente las garantías y liquidez, han sido claves para cerrar el acuerdo.

Tanto es así que los dos mayores partidos de Suiza criticaron la intervención que, según sus cálculos, podría alcanzar hasta los 280.000 millones de apoyo estatal.

Los bonos convertibles

Otro aspecto que ha generado controversia ha sido el destino de los bonos convertibles contingentes. Su principal característica es que cuentan como parte del capital del banco, capital de AT1, pero en caso de quiebra están por delante de los accionistas a la hora de cobrar. Cuando quebró el Banco Popular español, los accionistas perdieron su inversión y también los tenedores de estos bonos. El banco suizo tenía algo más de 16.000 millones en bonos convertibles contingentes que han perdido todo su valor. Sin embargo, en este caso, los accionistas del Credit Suisse sí cobrarán.

Esto provocó ayer malestar en el mercado europeo de bonos convertibles, que mueve alrededor de 270.000 millones de euros. Y esa fue la razón por la que el Banco Central Europeo (BCE), la Junta Única de Resolución (JUR) y la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés) salieron al unísono a señalar que en caso de crisis las acciones serían las primeras en soportar las pérdidas, alejándose de la línea seguida por las autoridades suizas. Algunas fuentes señalaron, sin embargo, que no había nada extraordinario en los ocurrido con Credit Suisse, ya que esa opción estaba así plasmada en el folleto de emisión de esos bonos.

En cualquier caso, el golpe en la cotización fue inmediato. De media los bonos AT1 de los principales bancos cayeron entre 9 y 12 puntos, y los de USB pasaron de 12% al 29%. La consecuencia más inmediata es que el gasto para los bancos que necesiten emitir este tipo de activos para cumplir con las exigencias de capital se ha disparado. Indirectamente, este mayor coste añade más presión a los bancos que tengan pérdidas y necesiten capital.

Poca tranquilidad

Da la impresión de que la intención es pasar todos estos rescates como operaciones privadas: Credit Suisse lo ha comprado USB; la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) estadounidense está buscando comprador para Silicon Valley Bank. El otro banco quebrado, Signature Bank, ha sido vendido a Flagstar Bank, aunque la operación supondrá una pérdida de 2.500 millones de dólares para el contribuyente.

Hablan de fortaleza pero en el plazo de diez días ya han caído tres bancos (SVB, Signature Bank y Credit Suisse). El cuarto, First Republic Bank, todavía tiene problemas y sus acciones volvieron a caer ayer a pesar de la inyección «privada» de 30.000 millones en depósitos. Y el sistema bancario del viejo continente tampoco está a salvo. La globalización de las finanzas ha hecho que la caída de dos bancos de medio tamaño en EEUU haya terminado tumbando el segundo banco más grande de Suiza.

Alguien puede pensar que con tanta incertidumbre se impondrá la sensatez. Nada más lejos de la realidad. El bitcoin ha subido nada menos que un 25% en una semana, aprovechando la inyección de liquidez de la Reserva Federal de EEUU. Pura especulación.