Itziar ZIGA
Escritora y feminista
JOPUNTUA

Tira más la purpurina revolucionaria

Soy adicta a las ficciones apocalípticas con deliciosos zombies de por medio, incluso caníbales champiñón como en la bellísima "The Last of Us", pero adoro sobre todo ver novelada una vez más la familia contra la comunidad. En las distopías que devoro, muchos personajes suelen perpetrar las mayores crueldades y chorradas por salvar a los suyos, a los de su sangre. Que yo sepa, lo único vital que nos diferencia a nivel sanguíneo es el grupo, ya se sabe, para no morir en una transfusión. Pero nos han hecho creer que la sangre, es decir, la familia heteronuclear, tira por encima de todo, como si las civilizaciones fueran conjuntos de casitas, y no procesos trepidantes de acumulación, dominación y revolución siempre latentes. No tira la sangre, tira la asfixia patriarcal y capitalista.

«Los hombres gobiernan y las mujeres amamos. El amor es de pobres y marginados. A las mujeres nos lo han conducido a través del trabajo reproductivo y los cuidados. Y se hace sin cobrar porque es en nombre del amor. A quienes apelan a que hagan las cosas por amor, a quienes se lo recuerdan más, son a las personas que menos garantizados tienen sus derechos y no están en igualdad de condiciones con el resto». Lo dice una artistaza llamada Mireia Sallarès.

Pasé alegremente el fin de semana con mis hermanas de purpurina transfeminista, conspirando aquí en Iruñea. Habla Ira Hybris, amada quimera trans-marxista, perpetradora y compiladora de “Las degeneradas acaban con la familia”. «La sociedad neoliberal hace que una vida más allá de este sistema sea algo impensable, es decir, ya no es tanto que reprima los intentos políticos de transformación, sino que reprime el propio deseo, la propia capacidad de que imaginemos otro mundo posible y, precisamente, creo que lo trans encarna un deseo de vivir de otra manera a la que se nos ha impuesto, de ser otra cosa a lo que se nos ha dado; entonces me parece una experiencia de volver a desear en tiempos en los que se ha hecho cada vez más imposible imaginar alternativas».