EDITORIALA

Trabajadoras del hogar, explotadas y discriminadas

SOS Arrazakeria dio a conocer los datos que ha recopilado durante el servicio de asesoramiento que ofrece a las trabajadoras del hogar. Una muestra relativamente pequeña y geográficamente localizada, pero que da una visión clara de la situación en la que viven y trabajan las personas que se dedican a los cuidados en este país. La gran mayoría de las personas que acuden a ese servicio son migrantes, muchas de ellas en situación irregular. Destaca, asimismo, que la mitad tiene estudios de ciclo medio o superior, aunque la homologación de sus títulos es también otra carrera de obstáculos en un país que dice apostar por el talento.

Los cambios legales aprobados el año pasado supusieron, sin duda, una mejora sustancial de las condiciones de trabajo de las trabajadoras del hogar, sin embargo, conviene subrayar que promulgar normas sirve de poco si después las administraciones no establecen mecanismos de control con los que fiscalizar el cumplimiento de las disposiciones. En este aspecto, el vacío es enorme. Buena muestra de ello es que el servicio de asesoramiento ha atendido a un 80% más de trabajadoras. Además, cuando la mayoría de las trabajadoras son migrantes, y muchas de ellas están en situación irregular, los preceptos de la Ley de extranjería multiplican la indefensión en la que se encuentran. Especialmente grave es el caso de las internas, que cobran, por ejemplo, un 40% por debajo del Salario Mínimo Interprofesional, y ello sin considerar el precio de las horas nocturnas. Asimismo, a menudo les niegan la posibilidad de tener días festivos o vacaciones, y los empleadores aluden explícitamente a la falta de papeles para recortar ese derecho. La situación de las trabajadoras externas, en cuanto a sueldo y descanso, se acerca más a lo fijado en la ley.

A pesar de que los cambios legales han mejorado las condiciones de trabajo de las empleadas del hogar, su situación no es todavía homologable a las del resto de trabajadores. Es urgente impulsar una defensa efectiva de sus derechos que dignifique el trabajo de cuidados. No se puede construir una sociedad más justa y solidaria sin terminar con la explotación y la discriminación de estos grupos de trabajadoras.