M.I.
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La niña vegetariana que no comía salchichas de cerdo

Siempre es motivo de alegría el estreno de una película de animación en stop-motion, una técnica artesanal en vías de extinción por su laboriosidad, a pesar de la calidad visual y plástica que acredita. A la animadora neerlandesa Mascha Halberstad le ha costado siete años concluir este proyecto, y el resultado ha merecido la pena, con tal de llevar a la pantalla con colorido y encanto el libro infantil de Tosca Menten en que se basa, y que está muy influenciado por el estilo de los cuentos de Roald Dahl.

Su mensaje es claramente animalista, por cuanto critica el excesivo consumo de carne actual, invitando a que las niñas y niños coman más verduras.

Es la maravillosa aventura de Babs, una niña vegetariana de nueve años que juega en la caseta del huerto familiar con su amiga Tijn, hasta que el abuelo viajero Tuitjes regresa y se instala en la caseta. Para compensar a la pequeña, le regala un cerdito como mascota, ya que, aunque quería un perrito, su padre es alérgico a los canes.

El peligro vendrá del lado del carnicero local, ya que se acerca el día del concurso anual de salchichas.