Aritz INTXUSTA

Una oficina así resulta imprescindible

La primera investigación de la Oficina de Buenas Prácticas y Anticorrupción tratará sobre médicos que aparentemente se han saltado la incompatibilidad y trabajan para la sanidad privada. Un caso aparentemente sencillo que ejemplifica para qué sirve una institución como esta.

Eginoa, directora de la Oficina Anticorrupción, con el presidente del Parlamento, Unai Hualde.
Eginoa, directora de la Oficina Anticorrupción, con el presidente del Parlamento, Unai Hualde. (PARLAMENTO)

He visto un perro verde. Una acusación contra un jefe médico de haber incurrido en una infracción muy grave en su desempeño como funcionario de Osasunbidea. Parece el primer paso para una sanción a un funcionario público. Un perro verde.

No es justo decir que los funcionarios no trabajan bien. Lo hacen y la Administración funciona por eso. Ahora bien, no todos. Existe una minoría que no tiene un desempeño ejemplar. Y no se la sanciona. No hace falta ser muy listo para saber por qué. Quien debería expedientar o denunciar a esta persona se cruza todos los días con ella en el trabajo. No quiere meterse en problemas. Es entendible. De ahí que sea del todo lógico que el régimen disciplinario quede a cargo de una institución independiente como es la Oficina Anticorrupción. Una institución, además, que está diseñada para renovarse de forma diferente al Parlamento para evitar en lo posible que la controle el Gobierno.

Este primer caso, la investigación de los cobros indebidos por parte de médicos sujetos a la exclusividad, aclara bien qué es la institución. No es el Defensor del Pueblo resolviendo cantos de sirena. La Oficina se parece más a Hacienda. Puede acabar resolviendo cuánto ha de devolver cada médico y añadirle una sanción por mala praxis como funcionario. Por eso esta primera resolución habla de una infracción «muy grave».

¿De no existir la Oficina, alguien sabría decir a quién compete este caso? Porque, mientras Salud puede estar tentada a llegar al arreglo que sea para no enfadar a los médicos, la Oficina, no. Le da igual. Esa es su ventaja.

Hay mucho barro con el tema. Sobre todo en la CAV, pero un acercamiento honesto a la problemática existente en la Administración -aquí y allá- solo puede concluir que una institución así resulta pertinente, ineludible. Sin ella, ni funcionará la Ley de Contratos ni la de Participación Ciudadana ni la de Transparencia.

Gracias a la terquedad de EH Bildu, que también hay que decirlo, Nafarroa tiene su Oficina y está previsto que se dote de personal y medios a lo largo de este año. Hay partida presupuestaria para ello. Pronto activará, además, su canal de denuncia ciudadana.