EDITORIALA

Falta ver hasta qué punto se confirman las tendencias

La campaña electoral ha sido larga, porque venía lanzada de lejos o porque hoy en día están permanentemente activas. Sin embargo, si se evalúan estas dos semanas de mensajes y polémicas, se puede decir que le ha faltado otra semana para poder hablar de los temas que, según todos los indicadores, más le importan a la ciudadanía vasca. No solo de temas locales -de en qué han acertado o fallado los alcaldes, del desgaste de algunos gobiernos municipales y de la alternativa-, sino de los temas que condicionan la vida de la gente.

En este momento, a los vascos y las vascas les asfixia el empobrecimiento paulatino de la mayoría de la población y los problemas para llevar una vida autónoma que sufren cada vez más segmentos de la sociedad. La juventud lo tiene difícil porque no se puede emancipar; las familias, porque sufren para equilibrar ingresos y gastos; y las personas mayores, por el coste y el desgaste que suponen los cuidados. Las incertidumbres de esas diferentes generaciones están interconectadas familiarmente.

Junto con el trabajo, las dos principales cuestiones que condicionan esas opciones de bienestar son la vivienda y sus hipotecas, por un lado, y la sanidad y las estructuras de cuidados, por otro. Por todo ello, los problemas que más preocupan a la ciudadanía son la precariedad, la vivienda y los servicios de salud.

Por supuesto, estos temas trascienden el ámbito municipal e incluso el foral. Sin embargo, los resultados de los comicios de hoy son muy importantes porque marcarán la agenda, las pugnas y las opciones de acuerdos en todo un ciclo electoral. Visto para qué ha utilizado el PNV su hegemonía institucional, es lógico que surjan contrapesos y alternativas.

EL EFECTO BUMERÁN DE LA CAMPAÑA

La semana perdida de la campaña es la que se gastó debatiendo de lo que le interesaba en un principio a Covite, luego a Isabel Díaz Ayuso -que en un inesperado giro terminó insultando a Consuelo Ordóñez-, y sorprendentemente al PNV -que tuvo que recular, tarde y mal-. Quizás, la principal beneficiaria ha sido la trumpista metropolitana, que se nutre del embuste y del miedo, y que tiene la capacidad de marcar la agenda interna y externa de la derecha española.

Aunque el objetivo de estas maniobras era tumbar la tendencia positiva de EH Bildu, la coalición ha salido ganadora porque la coherencia y la honestidad son valores centrales de su marca. Eso mismo se ha demostrado en la cuestión de las patrañas sobre Oskar Matute, un caso paradigmático de fake news.

Claro que, a cambio de esas pírricas victorias, han perdido tiempo para poner en valor lo más relevante de sus listas, que son candidatas como Maddalen Iriarte o Joseba Asiron, y para exponer sus alternativas en esos temas prioritarios para la sociedad.

No obstante, han demostrado una serenidad inusual, sin dejarse enredar y manteniendo el tono de campaña que habían diseñado para hacer valer su oferta política. En muchos sitios su posición de única alternativa viable se ha visto reforzada.

CÁLCULOS EXTRAÑOS Y FORMAS NOCIVAS

Seguramente, los esperpentos de Andoni Ortuzar y los ruegos de Aitor Esteban para que se evite a toda costa que EH Bildu venza responderán a encuestas. Si no, no se explican tales nervios, porque los manuales de comunicación política recomiendan evitar semejantes torpezas si no es a la desesperada. Su tradicional capacidad de adaptación a los usos sociales puede empujar a los jeltzales a coger los peores hábitos y las referencias más nocivas. Sería una irresponsabilidad.

Algunas personas creen que ese nerviosismo puede ser dramatizado. Desconfían y recuerdan que los dirigentes jeltzales siempre han sido fríos e inteligentes. No todos ni siempre. De todos modos, todo eso puede ser cierto y, no obstante, que no estén acertando. El desgaste que sufren el PNV, su entente con el PSE y muchos de sus cargos es evidente y, en parte, lógico. Por ejemplo, estos últimos días se ha visto que ciertos relevos no son buenos y que algunos pulsos internos han condicionado para mal la elección de las y los candidatos. En algún caso, más que faltar les han sobrado las dos semanas.

En pocas horas se votará, saldrán los resultados y se aclarará en qué se traducen estas tendencias. Teniendo en cuenta la pluralidad del país y su debilidad institucional, lo importante será ver qué es capaz de proponer la clase política vasca con esos números.