Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
Elkarrizketa
José Luis Rebordinos
Director de Zinemaldia

«Me da pena que una película haya acaparado el interés de Zinemaldia»

José Luis Rebordinos (Errenteria, 1961) afronta una nueva edición de un Zinemaldia que arranca hoy mismo con el Premio Donostia al referente de la animación Hayao Miyazaki. El director del certamen habla sobre la programación de este año, sobre el cine vasco y también hace mención a la polémica suscitada con el documental “No me llame Ternera”.

(Gorka RUBIO | FOKU)

Zinemaldia despliega su alfombra roja para acoger una 71º edición sobre la que vuelve a sobrevolar la polémica pero, sobre todo, marcada por el grave problema que supuso la huelga de intérpretes y guionistas de Hollywood que ha convulsionado a la Industria y, por extensión, al circuito internacional de festivales.

Atrincherado en su sonrisa constante, el responsable del certamen donostiarra, José Luis Rebordinos, reconoce a GARA que «está siendo la edición en la que más hemos estado pendientes del móvil y los mails. Inicialmente teníamos previsto entregar dos Premios Donostia a dos actrices estadounidenses y no ha podido ser, y en el jurado teníamos una presidenta norteamericana y un jurado británico que pertenecen al sindicato SAG-AFTRA. En el caso de las dos actrices, muy destacadas, no pueden recoger ningún tipo de premio cuando están en huelga. Teníamos su presencia cerrada antes de que comenzara la huelga y manteníamos la esperanza de que el conflicto pudiera haberse arreglado, pero no ha sido así». «No es que seamos un festival muy dependiente del glamour, pero sí es verdad que todo esto se va a notar. Intentaremos paliarlo con la presencia de intérpretes de renombre europeo», añade Rebordinos.

Más allá de la sombra de Estados Unidos, el festival arranca con el gran maestro japonés de la animación.

Creo que en los doce años que llevo en Zinemaldia, es el comienzo más poderoso que hemos tenido. Miyazaki es el gran maestro de la animación mundial. En repetidas ocasiones hemos intentado tener películas suyas dentro de la Sección Oficial y no ha podido ser. Esta vez hemos conseguido la premiere europea y para mí eso es una auténtica pasada. Además, y a pesar de que él no esté presente en Donostia, también es un honor que haya accedido a recibir el Premio Donostia y enviará un vídeo para mostrar su agradecimiento poco antes de la proyección de su nueva película, “The Boy and the Heron”.

Un prólogo en formato animado pero que nos advierte de la gran presencia de este género en Zinemaldia.

A mí es un género que me gusta mucho. Desde mi época en el Festival de Cine de Terror, siempre me ha suscitado mucho interés. Este año hemos visto muchas películas interesantes en este formato y ejemplo de ello también lo tenemos en la película de la directora vasca Isabel Herguera, “El sueño de la sultana”. Es una película muy hermosa que fusiona diferentes estilos de animación y ha contado con el refuerzo de un equipo internacional en el que figuran dos de nuestras mejores animadoras, Bego Vicario e Izibene Oñederra. En la programación también contamos con lo último de Fernando Trueba en su asociación con Javier Mariscal, “Dispararon al pianista”, y que es una obra en torno al jazz y la bossa nova en clave muy política; incide en un tema que ha salido a relucir en los últimos tiempos sobre si los golpes de estado que hubo en Latinoamérica fueron positivos o no, tal y como hemos visto en Chile recientemente. Por último, dentro de Works in Progress Europa, tenemos por primera vez un proyecto de animación.

Una persona que conoce muy bien el mundo de la animación me dijo que en Euskal Herria siempre hemos tenido una industria pequeñita relacionada con este género. Ejemplo de ello fue la obra de uno de los grandes pioneros, Juanba Berasategi, lo que pasa es que siempre he pensado que hemos tenido un tipo de animación dedicado a la familia o a los más jóvenes. Ahora, lo que está cambiando es que contamos con obras como “Unicorn Wars”, “Robot Dreams” y “Un día más con vida”, de Raúl de la Fuente.

Otro ejemplo es el díptico de Fermin Muguruza.

Así es. Además, en su caso ha hecho una película sobre lo que está pasando ahora en el Bidasoa, sobre los emigrantes que mueren ahogados, y hay partes en ella que incluyen animación. Su película “Bidasoa 2018-2023” saca a relucir una cuestión que me produce mucha vergüenza. Eso sí que es terrible y lamentable, y eso sí que deberíamos censurar. Que la sociedad no haga nada para impedir que gente inocente que viene buscándose la vida muera en un río, eso sí que es algo que nos debería hacer sentir mal. Eso sí que me produce dolor, que nadie quiera parar eso.

Mayor eco mediático y político ha obtenido el documental «No me llame Ternera».

En Zinemaldia hemos programado películas en las que se entrevistaba a los militares de la Junta golpista de Chile, a fascistas asesinos. Es una película que les da la palabra, pero no la razón. ¿Por qué tenemos tanto miedo a dar la palabra? Siempre decimos que para acabar con la violencia hay que dejar que hable la palabra y, cuando habla la palabra, parece que nos preocupa que se hable. Ojalá se hubiera hablado mucho más en este país, en vez de todo lo que ha pasado. Ojalá los dirigentes de ETA se hubieran dedicado a hablar y no a organizar atentados. Ojalá el Gobierno del Estado hubiera intentado hablar mucho más, en vez de crear el GAL.

La palabra nunca es negativa, porque cada uno es libre de sacar sus propias conclusiones. Ver la película no te contamina, puedes seguir pensando exactamente lo mismo, o no. A mí me da un poco de pena, por un lado la película es muy interesante, pero también es cierto que, más allá de ella, hay muchas más que deberían despertar mayor interés por parte de los medios. No somos tan inocentes como para pensar que no sabíamos lo que iba a ocurrir cuando se anunció su proyección, pero tanto...

La presencia vasca dentro de la programación vuelve a adquirir una relevancia muy especial.

De las tres películas del Estado español que participan a concurso, dos están dirigidas por mujeres vascas, Isabel Herguera y Jaione Camborda. Eso querrá decir algo, porque cuando seleccionamos las películas, no les estamos mirando el DNI. En el caso de ambas, son dos autoras -ambas donostiarras- a las que sigo porque me interesan mucho.

A ello podríamos sumar la presencia de un grande del cine como Víctor Erice, que llega con su nueva película y recibe el Premio Donostia en una cita que coincide con el 50º aniversario del estreno en Zinemaldia de su magistral ópera prima, “El espíritu de la colmena”. El propio Erice nos dijo que quería que fuera Ana Torrent quien le hicera la entrega del galardón.

Si nos fijamos dentro de la programación, encontramos títulos muy suculentos. Yo creo que seguimos viviendo un gran momento y estamos dando por normales cosas que antes no lo eran, y eso quiere decir algo positivo. Llevamos siete años en los que, de manera continuada, tenemos proyectos vascos a competición.

Un vistazo a Zinemira también nos descubre la gran cantidad de películas que se están generando y en esta edición contamos en su inauguración con “20.000 especies de abejas”, tras el apabullante éxito que ha obtenido a nivel internacional. Además de “Bidasoa 2018-2023”, me ha sorprendido mucho “Mirande, film baterako zirriborroa”, de Josu Martinez. Yo, personalmente, sabía muy poco de Mirande, y la verdad es que es apasionante y perturbador. Por cierto, en esta película le estamos dando la palabra a un nazi y parece que a nadie le ha preocupado esto. Mirande era alguien que se declaraba nazi y tiene declaraciones realmente sobrecogedoras. Es una película muy interesante en torno a su persona y a su faceta como escritor.

¿Este año, qué cuestiones va a encontrarse el espectador en las pantallas?

En líneas generales, el termómetro temático del festival nos revela que cada vez vemos más películas que giran en torno a la situación de la mujer en nuestra sociedad, y cada vez hay más películas donde las mujeres intervienen como sujetos activos. No importa si son como directoras, productoras o en otro tipo de roles dentro de la producción, incluso como actrices. Su presencia se ha consolidado dentro de contextos que antes no eran tratados y, además, aportando perspectivas muy interesantes. Este año sí que hemos notado que también hay un tema muy recurrente: la memoria histórica. Hay muchas películas que coinciden en abordar una de las grandes lacras que vivimos en la actualidad, el fascismo.