Raimundo FITERO
DE REOJO

No desprecies al enemigo

Acabo de desembarcar de un avión que me ha traído desde Buenos Aires. Nos montamos conociendo la victoria de Javier Milei. He pasado diez días en los que no había otra conversación que este balotaje. El día del debate las expectativas eran desmesuradas. Todos querían ver una luz, un descalabro, una certeza. Lo seguí, lo conté en este rincón, en su parte externa, la formal, pero a todos aquellos que temían que sucediera lo que ha sucedido les decía lo mismo: ojo con Milei, dice lo que muchos quieren escuchar.

Nunca pensé este resultado tan claro. Yo juraría que lo han votado muchos para ir contra Massa que no era un buen candidato. Su biografía es un constante cambio de siglas para seguir viviendo del presupuesto y en el debate intentó menospreciar al contrincante. Sus seguidores salieron eufóricos, pensaron que lo que uno piensa de un debate es lo que sucederá después en las urnas. Y no es así. Hay un descontento general, real o inducido, que saben aprovechar los propagandistas de la internacional de la extrema derecha. Hay que aprender mucho. Hay que jugar todas las contiendas políticas hasta el último minuto, el último centímetro, hasta el punto final del acuerdo. Sin ingenuidades ni infantilismos ni pensamientos mágicos.

Un dato concreto, ganó en todo el territorio Milei, menos en Buenos Aires. Y el análisis de esta circunstancia es fundamental para explicar el resultado. Juro que en el viaje de avión se ha formado una tertulia espontánea. He aprendido bastante. La polarización sigue, seguirá y todos están asustados por lo que puede venir. Unos y otros.