Miles de personas han empezado a salir de la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, después de que Israel ordenara evacuarla a decenas de miles de familias palestinas del este de la localidad, mientras su Ejército prepara una gran ofensiva terrestre que puede multiplicar el baño de sangre.

A pesar de las condenas y advertencias internacionales, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha prometido lanzar esta ofensiva independientemente de que se alcancen acuerdos de alto el fuego. De hecho, la amenaza y la orden de evacuación suponen otra forma de torpedear las conversaciones en las que, tras el estancamiento del domingo, Hamas aceptó ayer un plan de tregua. Israel enviará mediadores a estudiarla, pero sin detener la amenaza.

«Los residentes están evacuando aterrorizados y bajo el pánico», afirmó Ossama al-Kahlout, responsable de la Media Luna Roja Palestina en el este de Rafah.

Las zonas designadas por Israel para que sus habitantes se vayan albergan a unas 250.000 personas. Rafah acoge a cerca de 1,5 millones, casi todas desplazadas de otros lugares de la Franja ya destruidos por las bombas israelíes. La masificación es tal que hay unas 20.000 personas por kilómetro cuadrado.

El Ejército confirmó que había iniciado una operación de «escala limitada para evacuar temporalmente a las personas que residen en el este de Rafah». Los residentes se enteraron cuando se despertaron, después de otra noche de ansiedad marcada por una decena de ataques israelíes. Algunos empacaban sus pertenencias en sus tiendas inundadas por las fuertes lluvias o las amontonaban en remolques.

Después de los bombardeos nocturnos que dejaron 30 muertos, pertenecientes la mayoría a dos familias, y entre ellos al menos ocho niños, el Ejército aumentó sus ataques en los barrios afectados por las evacuaciones.

«Advertimos de que la ciudad de Gaza sigue siendo una peligrosa zona de combate. Absténganse de regresar al norte. Les advertimos de que no se acerquen a la valla de seguridad oriental y meridional», lanzó el portavoz del Ejército sionista, que amenazó que con que las tropas usarán «una fuerza extrema».

«Por su seguridad, el Ejército israelí les pide que evacúen inmediatamente a la zona humanitaria ampliada de Al-Mhawasi», a unos diez kilómetros de Rafah, se leía en folletos lanzados sobre la ciudad.

Pero los palestinos saben que, en los últimos siete meses, cada zona a la que los expulsaban las tropas israelíes para arrasar sus viviendas se convertía en otro objetivo militar y también era bombardeada. Primero las bombas los mataron en el norte de la Franja, después en la ciudad de Gaza, más tarde en Deir al-Balah y otras ciudades del centro. Finalmente, Israel ha destruido Jan Yunis, en el sur, y sus bombas han llegado hasta las tiendas de campaña que se apiñan en Rafah, entre la frontera y el mar. Los que huyen de nuevo aterrorizados saben que no hay un lugar seguro.

El resto de la Franja está prácticamente reducida a escombros y no hay nada con lo que sobrevivir. «Mi familia y yo, trece personas, no sabemos adónde ir», confiesa Abdul Rahman Abu Jazar, un hombre de 36 años. «No hay un lugar para montar tiendas de campaña o escuelas que nos resguarden. No hay hospital», lamenta.

El Gobierno de Gaza indicó, sin embargo, que la respuesta de los ciudadanos a las órdenes de evacuación estaba siendo «limitada».

Israel eligió el Día de Recuerdo del Holocausto para lanzar su amenaza de exterminio y para forzar un desplazamiento de población que supone un crimen de guerra y de lesa humanidad en el derecho internacional.

NUEVA OFERTA A ESTUDIO

Después de que la última ronda de conversaciones terminara el domingo en El Cairo, ayer el jefe del buró político de Hamas, Ismail Haniyeh, comunicó a Egipto y a Qatar que el grupo islamista aceptaba su propuesta para un alto el fuego.

Esta oferta, iniciativa de El Cairo y Doha, incluye una primera fase de 40 días con posibilidad de prórroga, así como la retirada de las fuerzas israelíes hacia el este de la Franja y lejos de las zonas densamente pobladas.

Asimismo, contempla el regreso de los desplazados a sus hogares. Desde el primer día de la tregua, Hamas liberaría tres rehenes cada tres días, mientras que Israel excarcelará «al número correspondiente de prisioneros palestinos», una cifra todavía por acordar.

La segunda fase del acuerdo incluye un cese permanente de las operaciones militares de Israel en Gaza y el comienzo de negociaciones indirectas sobre las claves de los siguientes intercambios de prisioneros.

«A pesar de que la propuesta de Hamas está lejos de cumplir con los requisitos de Israel, Israel enviará una delegación de mediadores para agotar la posibilidad de alcanzar un acuerdo bajo condiciones aceptables», respondió la oficina de Netanyahu que aun así, decidió continuar «la operación» contra Rafah.

Familiares de los israelíes cautivos avisaron de que «arderán las calles» si Netanyahu no acepta la propuesta y cortaron las principales calles de Tel Aviv con nuevas protestas.

El director de la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa), Philippe Lazzarini, y el secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) advirtieron de que la ofensiva contra Rafah causará «atrocidades masivas» y hará aún más difícil revertir la expansión de una hambruna provocada.

Lazzarini aseguró que la Unrwa no acatará la orden y seguirá operando en la zona amenazada.

También Unicef alertó de los riesgos catastróficos a los que se enfrentan unos 600.000 niños en Rafah que no tienen ningún lugar seguro al que ir y estarán en peligro no solo por la violencia, sino también por el caos y el pánico, en un momento en el que su estado físico y mental ya está debilitado y malviven heridos, enfermos, desnutridos, traumatizados o con discapacidades. La ONU ya estima que casi 8.000 menores de dos años sufren desnutrición aguda en Rafah.

Nakbaren astean Israel desnormalizatzeko manifestazio nazionala egingo dute Iruñean

Palestinarrek Nakba, Hondamendia, gogoratzen duten astean elkartasuna adierazteko eta Israelgo Estatuaren desnormalizazioa aldarrikatzeko manifestazio nazionala egingo dute Iruñean hilaren 18an (12.30ean, Basotxoan), Palestinarekin Elkartasunak deituta.

Deitzaileen izenean Julio Villanuevak eta Txuri Ollok adierazi zutenez, «historiako ofentsiba ankerrenetako baten lekukoak izaten ari gara», gogoratuz Palestinaren kontrako erasoa ez zela urriaren 7an hasi.

Duela 76 urte izandako Nakba, Israelgo Estatuaren sorrera, jarri zuten gertatzen ari denaren abiapuntutzat. «Egun horrek agerian uzten du Israelgo Estatua palestinarren kanporatzean eta lurren lapurretan oinarritzen dela, eta horrek erakusten du bateraezinak direla estatu sionistaren existentzia eta herri palestinarraren askapena», azpimarratu zuten.

«Krimen eta ankerkeria sionisten zerrenda amaigabea da, eta ikusten dugu Palestinari emandako babes orokorra eta genozidioaren gaitzespena ez direla nahikoa izaten ari egoera aldatzeko. Baina ezin dugu inpotentzian erori. Palestinarekin Elkartasunak uste du premiazkoa dela mobilizatzen jarraitzea eta Palestinarekiko elkartasunari ekiteko moduan urrats bat gehiago egitea, hau Israelgo Estatuarekiko konfrontazio eta desnormalizazioarekin lotuz», adierazi zuten.

Palestinar herriaren askatasuna errefuxiatu ororen itzulerarako eskubidean, preso politiko guztien askatasunean eta Palestina osoaren deskolonizazioan oinarritu behar dela aldarrikatu zuten.

Ildo honetan, Israelgo Estatua garbiketa etnikoan, apartheid sisteman eta palestina lur eta eskulanaren esplotazioan oinarritzen den izaera koloniala dela gogoratu zuten. Honekin batera, lurraldeari dagokionez, bukatu gabeko proiektua dela ohartarazi zuten.

Bi Estaturen proposamena sasi-konponbidea dela ere nabarmendu zuten. Martxelo DIAZ