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BALONCESTO - WNBA

Usar el «efecto Caitlin Clark» para consolidarse como espectáculo sin peros

La WNBA crece y, con el tirón del desembarco de Caitlin Clark, espera firmar de manera inminente un potente contrato televisivo y mejoras en las condiciones de las jugadoras. La competición, que deberá parar por la cita olímpica, comienza hoy mismo.

Caitlin Clark, a la «conquista» de la WNBA.
Caitlin Clark, a la «conquista» de la WNBA. (Gregory SHAMUS | AFP)

Un potente acuerdo televisivo a la vista. Una futura expansión con cuatro nuevos equipos. Mejoras en las condiciones de las jugadoras. Las Vegas Aces como rivales a batir. Así es la WNBA que arranca este mismo martes su nueva temporada y que quiere crecer a partir del impresionante fenómeno de Caitlin Clark, pero con la clara consciencia de que puede ofrecer mucho más.

Será hoy, martes, a las 20.00 local -las 2.00 en Euskal Herria-, el Mohegan Sun Arena de Uncasville y contra las Connecticut Sun. Esos son los datos del inminente y muy esperado debut en la WNBA con las Indiana Fever de Clark, la prodigiosa jugadora llamada a cambiar el baloncesto femenino tras reventar récords y convertirse en la máxima anotadora de la historia -máxima anotadora absoluta, superando a todo un ‘Pistol’ Pete Maravich- de la NCAA.

La Liga, con la comisionada Cathy Engelbert a la cabeza, tiene muy claro que le ha caído un regalo del cielo con la estrella surgida de Iowa, pero la WNBA cuenta con argumentos adicionales para crecer no solo impulsada por el fenómeno de Caitlin Clark.

Con Las Vegas Aces entrenadas por Becky Hammon defendiendo su doble corona de los dos últimos años y las New York Liberty como su principal rival, la WNBA, que tendrá un notable parón por los Juegos de París, contará con 12 equipos pero ya para 2025 tendrá un conjunto nuevo que se instalará en San Francisco como reflejo femenino de los Golden State Warriors. Para 2028, la Liga espera llegar a 16 franquicias y para esas tres plazas hay pretendientes como Filadelfia, Toronto, Denver, Portland, Nashville…

LA WNBA CON SU PERSPECTIVA

Los equipos al Este del Atlántico tendrán que hacérselo mirar para ‘reclutar’ a sus jugadoras en los comienzos de temporada, o tendrán que empezar a hacer virguerías con sus calendarios, no vayan a repetirse ‘espantadas forzosas’ cuando lleguen los play-offs, porque sus equipos de la WNBA las reclaman. Sin ir más lejos, IDK Euskotren debió afrontar su eliminatoria de cuartos ante Valencia Basket con la dolorosa ausencia de Dulcy Fankam, ‘reclamada’ por las Seattle Storm en su «trainning camp» desde el primer día, lo que la obligó a abandonar Donostia.

Asimismo, desde los propios Estados Unidos se está trabajando para que sus estrellas «no corran riesgos» en Europa. Rusia, pese a su veto continental, sigue siendo un lugar donde ganan un dinero impensable en otras partes del ámbito FIBA, y las que quieren hacer carrera en la Euroliga o Eurocup, suelen apostar por Turquía, sin perder de vista proyectos más o menos efímeros como el London Lions o los equipos franceses, que tal vez no paguen tanto como en Turquía o Rusia, pero que garantizan el pago al día y de un buen dinero.

Este desarrollo de la WNBA obliga, a su vez, a una profunda reflexión de las competiciones domésticas y continentales de Europa, no vayan a quedarse, a cuenta de la velocidad y trascendencia que va adquiriendo la WNBA, cada vez más lejos en cuanto a nivel y atractivo.

Volviendio a la otra orilla del Atlántico, falta concretar todos los planes de la WNBA, pero las tendencias en la competición son favorables. En 2023 y solo contando la Temporada Regular, la audiencia televisiva fue la más alta en 21 años -505.000 espectadores de media- y la asistencia a los pabellones en total fue la más elevada en 13 años -1.587.488 fans-. Evidentemente, estas cifras probablemente se queden en poca cosa si se confirma sobre el parqué el ansiado «huracán Clark».

«Es realmente la confluencia de muchas cosas positivas uniéndose tanto en el lado del baloncesto como en el de negocio», aseguró en abril la comisionada Engelbert a la CNBC.

«Es el ascenso del deporte femenino. Es Caitlin y otras como Angel Reese, con una rivalidad desde el año pasado en la final de la NCAA. Son talentos generacionales con un gran seguimiento en las redes sociales y con una atención creciente en los medios», añadió.

Angel Reese, la estrella de LSU, es también ya una personalidad muy conocida en los EEUU -3,1 millones de seguidores en Instagram- y ha acudido como invitada a la muy exclusiva y prestigiosa Met Gala de Nueva York. Además, Cameron Brink tiene la misión de reflotar a Los Angeles Sparks y la brasileña Kamilla Cardoso, que viene de conquistar el título de la NCAA sin perder ni un solo encuentro con South Carolina, superando en el mano a mano -y en el cara a cara del «otro baloncesto»- a Angel Reese.

PELOTAZOS A LA VISTA

Se están provocando cambios alrededor de la WNBA y la televisión ha movido ficha: el debut de Clark así como el primer partido de las campeonas Las Vegas Aces se podrán ver en Disney+, en lo que será la primera retransmisión deportiva en directo en esa plataforma.

2025 será el año en el que la Liga pueda hacer caja, ya que en ese momento acaba su actual contrato de derechos televisivos, y Engelbert ya ha dicho que espera «al menos duplicar» lo que la WNBA recibe ahora -unos 60 millones de dólares al año en televisión tradicional y ‘streaming’-. «Los derechos de los deportes femeninos han estado minusvalorados durante mucho tiempo así que tenemos esta enorme oportunidad en un momento en el que el panorama mediático está cambiando mucho», afirmó.

Con todo, hasta la fecha se han dado algunos pasos importantes hacia la profesionalización completa de las jugadoras como el anuncio de que la WNBA, por primera vez, tendrá vuelos privados para todos los equipos durante la Temporada Regular, una vieja reclamación para unas jugadoras que, pese a su estatura, debían volar hasta ahora en comercial.