Israel avanza en Rafah sin plan ni intención de acabar con la sangría
El avance hacia el oeste de Rafah del Ejército israelí ha provocado el desplazamiento hacia el mar de los palestinos aterrorizados y el éxodo de 450.000 personas hacia otras zonas en ruinas y sin condiciones para vivir. Israel no tiene intención de parar el baño de sangre y el mediador Qatar denunció que carece de una hoja de ruta para ponerle fin.

La ofensiva de las fuerzas israelíes sobre Rafah y la reanudación de los ataques en el norte de la Franja han desplazado en tan solo una semana a 450.000 personas, el 20% de la población, según la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de Naciones Unidas.
La entrada de los tanques en los barrios de Geneina, Salam y Brazil, en el oeste de Rafah, ha convertido algunas de sus áreas en zonas fantasma. «Las calles están vacías y las familias huyen en busca de seguridad. La gente se enfrenta al agotamiento, el hambre y el miedo constantes», denunció la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (Unrwa). «Es difícil creer que hace apenas una semana había más de un millón de personas refugiadas aquí», observó Louise Wateridge, responsable de comunicaciones de la Unrwa.
Hasta hace una semana, Rafah albergaba 1,4 millones de personas, la mayoría desplazadas de otras zonas devastadas de la Franja.
El Ejército sionista continuó los intensos bombardeos aéreos y de artillería, mientras los tanques traspasaron la carretera de Salah al-Din, que divide la zona oriental y occidental, y se enfrentaron a las milicias palestinas.
A medida que las tropas israelíes avanzan, las familias palestinas se han trasladado lo más al oeste posible, agolpándose en la playa, o a zonas de Gaza que ya están arrasadas por la guerra, como la ciudad de Jan Yunis, reducida prácticamente a escombros, o al-Mawasi, un lugar de hacinamiento sin medios suficientes.
«No hay agua, electricidad, ni servicios de alcantarillado», lamentaba un hombre que había regresado a Jan Yunis después de haber huido previamente a Rafah.
Esto, sumado al bloqueo de la entrada de la ayuda humanitaria, está aumentando rápidamente los niveles de desnutrición -con una alarmante tasa entre los niños- y enfermedades.
El Ejército israelí también ha ampliado sus ataques en Yabalia, al norte, donde ya acometió una dura ofensiva en octubre o en el campo de Nuseirat, en el centro de la Franja, provocando una veintena de muertos en viviendas y escuelas donde se refugiaban decenas de personas.
Israel no tiene intención de acabar con la sangría. Además de que supone el medio de supervivencia política de Benjamin Netanyahu, carece de una hoja de ruta para ponerle fin y con la ofensiva de Rafah ha dado un paso atrás en la negociación, según denunció Qatar, mediador clave hasta ahora.
El Ministerio qatarí de Exteriores señaló que los objetivos que ha planteado Israel no son realistas ya que busca un cese el fuego temporal para un intercambio de prisioneros «y después volver a la guerra», mientras Hamas quiere un final definitivo tras el intercambio. «Se necesita una presión internacional para que haya una hoja de ruta clara con el que se pueda ver un fin de la crisis», subrayó.
Contra la ayuda, la ONU y los hospitales
A los ataques y saqueos a los camiones de ayuda que se dirigen a una Franja de Gaza sumida en el hambre, con la complicidad de la fuerzas de seguridad israelíes, los colonos sumaron ayer una marcha junto a los ministros más ultras del Gobierno para exigir que se establezcan colonias sobre las ruinas de hogares palestinos en Gaza. A la vez, Human Rights Watch denunció al menos ocho ataques contra organizaciones humanitarias desde el 7 de octubre. Precisamente, la ONU desmintió ayer la versión del Ejército israelí sobre el ataque a un convoy en el que mató a uno de sus trabajadores en Rafah, e insistió en que los militares conocían la ruta del vehículo. Por su parte, Médicos Sin Fronteras se ha visto obligada a dejar de brindar atención médica en el Hospital de Campaña Indonesio de Rafah y denunció un patrón sistemático contra instalaciones médicas e infraestructuras civiles desde el 7 de octubre, fecha desde la que ha tenido que abandonar 12 estructuras sanitarias y ha sufrido 26 ataques.GARA

«Ninguna institución se ha puesto del lado de los trabajadores»

Al florista, todas las flores

Líderes mundiales dicen adiós a un gran presidente de un país chiquito

«Una vez completado el puzle, la evidencia de tortura es total»
