Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
QUERIDA DESCONOCIDA

Traumas de una guerra

La ópera prima de Guillaume Bureau, tras una gestación de más de una década antes de llegar a las pantallas, se nos descubre como un viaje inusual a través de las secuelas emocionales de la Primera Guerra Mundial.

En un paisaje marcado por la devastación y la incertidumbre, Julie espera desesperadamente el regreso de su esposo, Julien Delaunay, desaparecido desde 1916. Sin embargo, cuando una foto en el periódico revela que Julien está vivo pero sufre de amnesia, comienza un intrigante juego de identidades. La premisa inicial de “Querida desconocida” es sin duda cautivadora: la doble identidad del protagonista y su pérdida de memoria parecen ser el punto de partida perfecto para un drama interesante. Sin embargo, la ejecución de la película deja mucho que desear. A pesar de los esfuerzos por crear una atmósfera de época cuidadosamente elaborada, la narrativa carece de profundidad y claridad. El guion flaquea en su capacidad para explicar adecuadamente los eventos, dejando al espectador con más preguntas que respuestas.

La ambigüedad en torno a la identidad de Julien/Victor, alimentada por las dudosas acciones de los personajes secundarios y las pruebas fotográficas poco convincentes, genera una sensación de confusión en lugar de suspense. Si bien las actrices, lideradas por Leïla Bekhti y Louise Bourgoin, brillan con actuaciones sólidas y convincentes, ello no se puede aplicar a Karim Leklou en su rol de Julien/Victor. Su interpretación carece de la profundidad necesaria para sostener el peso emocional de la historia, dejando al personaje como poco más que un mero espectador de su propia vida. El filme ofrece un encadenado de imágenes bien trabajadas y un cuidado vestuario de la década de 1920, pero falla en proporcionar una narrativa coherente y personajes convincentes.