Ion T. BARRENA
1988

Euskalduna 83-88: cinco años de sangre, sudor y lágrimas

Las farolas tumbadas sobre la calzada evitaban el paso de la mayoría de vehículos. Puente de Deustua, en marzo de 1988.
Las farolas tumbadas sobre la calzada evitaban el paso de la mayoría de vehículos. Puente de Deustua, en marzo de 1988. (ALDAI)

El 23 de junio de 1988 la plantilla ratificó el cierre definitivo de Euskalduna. La primera página de “Egin” del día siguiente resume lo que fue aquella resistencia épica liderada por los trabajadores del astillero bilbaino: en la fotografía que firma Aldai vemos a un empleado de Euskalduna, con su buzo de trabajo y con rostro de resignación, y tras él se aprecia la última hoguera de aquella lucha (ver en naiz.eus).

En noviembre de 1983 se producen las primeras movilizaciones de protesta por la denominada reconversión naval anunciada por el Gobierno del PSOE presidido por Felipe González. Las primeras estimaciones anunciaban la pérdida de 20.000 puestos de trabajo en todo el Estado español; los astilleros vascos situados en la ría bilbaina serían los principales afectados.

El 7 de noviembre de aquel mismo año miles de trabajadores de La Naval y Euskalduna protagonizan las primeras protestas masivas. El Ejecutivo español había anunciado el cierre de Astilleros Euskalduna.

Para la historia ha quedado la dinámica movilizadora de otoño de 1984. Los trabajadores de Euskalduna venían protagonizando fuertes protestas durante todo el año y estas tomaron otro cariz durante los meses de octubre, noviembre y diciembre. El cierre casi permanente del puente de Deustua, colindante con el astillero, se convertiría en la imagen de aquella resistencia.

SANGRE

«…Tras una asamblea, los trabajadores de Euskalduna cruzaron tres autobuses urbanos y colocaron barricadas de fuego en el Puente de Deusto (…) Ello provocó un fuerte colapso de circulación en la capital bilbaina...», se podía leer en el “Egin” del 4 de octubre. El titular era el siguiente: «La posible pérdida de unos 5.000 puestos en la Ría de Bilbao provocó la ira de los trabajadores de Euskalduna».

La del 23 de noviembre resultó la jornada más dura de todas las protestas de los operarios del astillero. «Un trabajador de Euskalduna murió en la toma policial de su fábrica», «Dos heridos graves más, uno de ellos de bala, y 200 contusionados», «El Gobierno Civil alabó la profesionalidad y disciplina de las FOP» (“Egin”, 24/11/1984).

Durante las últimas semanas se había convertido habitual el enfrentamiento entre trabajadores y Policía española en el puente de Deustua, pero aquel día fue diferente y así lo avanzó el capitán Acheita, “Chino”, oficial al que los trabajadores de Euskalduna conocían muy bien debido a las innumerables ocasiones en las que se habían enfrentado en la calle. «Si pensáis que yo soy malo con vosotros, esperad hoy a ver cómo os mete en cintura aquel que está en el Puente». Se refería al capitán de la reserva especial que comandaba las Fuerzas de Orden Público especiales.

Tres días antes los GAL habían matado al dirigente de la izquierda abertzale Santi Brouard. «Los policías estaban muy cabreados y vengativos por la respuesta popular del día anterior en homenaje a Santi», según relataron trabajadores del astillero a “Egin”. También se dio cuenta de que el propio ministro de Interior español, José Barrionuevo, condenado años después por su responsabilidad en la guerra sucia, había estado en el puente de Deustua días antes. Los trabajadores denunciaron que fue una actuación policial premeditada.

Aquel día, como otros, la Policía entró en el astillero y los trabajadores les hicieron frente con barricadas. Pero a diferencia de otras jornadas, los agentes hicieron uso de fuego real, se observaron ráfagas de ametralladora cuyo resultado fue un herido grave de bala. «Uno de los trabajadores se refugió en uno de los barcos (...) llegó sofocado y con un golpe en la cabeza y poco después sufrió un infarto. Inmediatamente, los compañeros de trabajo quisieron llamar al médico y trasladar al trabajador. Cuando lo intentaron (…) la Policía se lo impidió con estas palabras: ‘si salís del barco, os matamos a todos’» (“Egin”, 24/11/1984). Pablo González Larrazabal empezó a trabajar de aprendiz en Euskalduna con 14 años. Murió defendiendo su puesto de trabajo el 23 de noviembre de 1984 con 53 años.

El 28 de diciembre marca el final de esta fase de la resistencia del Euskalduna. El Gobierno español había propuesto varias salidas para los trabajadores; la principal eran los denominados Fondos de Promoción de Empleo (FPE), una especie de paro provisional con la promesa de una recolocación futura. La situación era dramática para cientos de trabajadores y poco a poco fueron admitiendo acogerse a estos FPE. Los últimos 400 resistieron hasta el 28 de diciembre; abandonaban su lucha «traicionados, sí, pero no derrotados». Según el acuerdo entre Administración y representantes de los trabajadores, estos serían recolocados en un plazo no superior a tres años.

SUDOR

El 7 de mayo de 1987 las barricadas vuelven al puente de Deustua. Había pasado el plazo establecido por el acuerdo con el Gobierno español, y cientos de trabajadores de Euskalduna seguían en paro, sin noticias sobre su futuro laboral. Las protestas prosiguen durante todo el año y se recrudecen a finales de aquel 1987. El 23 de diciembre arde un tren de Renfe en Olabeaga. Los trabajadores reclaman la vuelta a la actividad de Euskalduna: «Dado que nada de lo que en 1984 se nos dijo ha sido cumplido, nosotros exigimos la vuelta al astillero».

El 1 de marzo de 1988 finalizó la prórroga de los FPE. Los trabajadores debían acogerse a ello, si no sus contratos serían rescindidos; la plantilla rechazó la oferta.

El puente de Deusto vuelve a vivir imágenes similares a las de otoño de 1984: botes de humo, tirachinas, tuercas que vuelan, barricadas de fuego…

Y LÁGRIMAS

Las protestas se suceden, los pronunciamientos de casi todos los partidos políticos y sindicatos son contrarios al cierre, la tensión entre diferentes actores es continua y una asamblea celebrada el 23 de junio de 1988 confirmará el final de la resistencia.

Aquel jueves los trabajadores de Euskalduna ratificaron el acuerdo sobre la reestructuración del sector naval: 757 votaron a favor, 462 en contra, hubo 27 votos en blanco, 15 nulos y 283 abstenciones: «El acuerdo contempla, entre otros puntos, el cierre definitivo del astillero vasco de Olabeaga por cuya reapertura habían venido movilizándose los trabajadores desde 1984 (…) Con este referéndum se cierra un importante capítulo en la historia del sector naval vasco. Con este Acuerdo se cierra Euskalduna y concluyen las movilizaciones que, ya en 1984 y sobre todo desde mediados de 1987 y todavía con más virulencia desde enero de 1988, se han venido manteniendo en defensa del astillero. El Puente de Deusto quedará en la historia como símbolo de la lucha y resistencia de Euskalduna» (“Egin”, 24/06/1988).



[2021] Jordi Cuixart en GARA, tras abandonar la cárcel

Jordi Cuixart abandonó la prisión definitivamente el 23 de junio de 2021, después de que el Gobierno español le otorgara el indulto. Meses después atendía al periodista de GARA Beñat Zaldua para dar cuenta de las enseñanzas del procés que llevó a más de dos millones de catalanes y catalanas a votar por la independencia.

«Los Jordis» fueron la voz de la sociedad civil en el procés catalán. Jordi Sánchez, presidente de ANC, y Jordi Cuixart, de Ómnium Cultural, mostraron el sentir mayoritario de la sociedad y fueron pieza imprescindible en la mayor apuesta democrática de la historia reciente de Catalunya. Ambos fueron encarcelados dos semanas después del referéndum del 1 de octubre de 2017.

Tras casi cuatro años en prisión, el Gobierno español otorgó el indulto a los presos por el procés y Cuixart, y los demás prisioneros políticos, salían de la cárcel el 23 de junio de 2021. Pocos meses después estuvo en Donostia con motivo del décimo aniversario de la Conferencia de Aiete.

Era momento de sacar conclusiones y mirar al futuro, y Cuixart abogaba por llegar «a un gran acuerdo de país» que, a su parecer, «debe girar en torno a la amnistía, la autodeterminación y el volverlo a hacer». Tras pasar por prisión decía que «la cárcel nunca más puede ser el límite a nuestras aspiraciones».