Golpe psicológico de Vingegaard sobre Pogacar y abandono de Ion Izagirre
El danés consiguió reponerse al ataque del esloveno en la cima y bajada del Puy Mary, alcanzándole en la subida de Pertus y ganándole en Le Lioran.

El paso por el Macizo Central fue una agridulce jornada de ciclismo. Por un lado, el duelo a muerte entre Tadej Pogacar (UAE) y Jonas Vingegaard (Visma) volvió a alcanzar su máxima expresión, con el danés dando un golpe moral al esloveno. Por otro, y aunque Mikel Landa (Soudal) y Oier Lazkano (Movistar) volvieron a dar la cara, el ciclismo vasco sufrió la retirada de Ion Izagirre (Cofidis) y el bajón físico de un Pello Bilbao (Bahrain) que perdió bastante tiempo.
Pensando en poner mayor tierra de por medio en la clasificación general, el líder mandó a todo su equipo al tajo en el final montañoso de la etapa. Tras la importante criba realizada, atacó a 600 metros de la cima del Puy Mary, el único puerto de Primera de la 11ª jornada del Tour, sin que nadie pudiera seguir su estela.
Ni siquiera su máximo rival que, lejos de cebarse con dicha arrancada, se mantuvo, inteligente, a una cierta distancia. El problema es que Pogacar, más hábil en las trazadas, amplió su diferencia en la bajada -hasta medio minuto-, en lo que parecía una reedición del día del Galibier.
No se inquietó Vingegaard lo más mínimo. Hubo reagrupamiento con Remco Evenepoel (Soudal) y Primoz Roglic (Bora), además de otros corredores, y el escandinavo inició su reconquista moral con una enorme ascensión al Pertus, de Segunda. Uno a uno, no solo descolgó a todos sus acompañantes, sino que le dio caza a Pogacar antes de coronar.
Incrédulo por la remontada, el esloveno intentó otro arreón de los suyos, pero el danés ya no se descolgó, sino que incluso, contra pronóstico, le peleó la etapa y le superó, un signo de que llegó más entero tras el descomunal esfuerzo realizado. Por ende, ahora llegan las etapas pirenaicas, con subidas más duras y prolongadas, lo que favorece a las características de Vingegaard.

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