Con la mano en el bolsillo
Contra la mística de los materiales y la tecnología, en los JJOO de París ha nacido una leyenda, un auténtico jugador olímpico, el turco Yusuf Dikec que se ha llevado la medalla de plata en tiro con una mano en el bolsillo, con gafas de ver y empuñado su pistola con una actitud reposada sin ninguna parafernalia. Es gendarme, tiene 51 años y ha tirado antes en varios juegos olímpicos, pero al ver este logro rodeado de competidores que son auténticos soportes publicitarios de gorras, gafas a modo de escafandras, auriculares superlativos, puños de refuerzo, contrapesos y todo aquello que se le pueda ocurrir viendo un cómic japonés, lo convierte en un ejemplo donde lo esencial es el individuo, el talento, el arma y los nervios bien templados, sin necesidad de recurrir a esos apoyos que crecen de manera exagerada. Por ejemplo, si se ve el tiro con arco, se trata de filigranas mecánicas de quinta generación con una flecha perdida entre aceros y aluminios espaciales. Y así sucesivamente.
La foto de Yusuf Dikec es la contraportada de este festival de veleidades y materiales, diseños y alergias a lo tangible. Algo parecido al panorama político mundial donde el postureo alcanza niveles de parodia. En Venezuela se está azuzando de manera insufrible al enfrentamiento violento. Netanyahu y sus socios cómplices han emprendido la extensión de su guerra indecorosa y terrorífica sin escrúpulos. Cada vez que veo un atleta israelí en París, entiendo mejor la injusticia en el mundo y pienso en que cualquier día aparecerá Netanyahu con la mano en el bolsillo apretando el botón definitivo.