Amaia EREÑAGA
LA FIESTA ESTALLA CON EL TXUPIN MÁS REIVINDICATIVO

Ituño apela al alma del Bilbo abierto, solidario y libre

Pese al nudo en el estómago y las lágrimas que se le escapaban de vez en cuando, Itziar Ituño demostró ayer que es una mujer valiente. Desde el Teatro Arriaga lanzó un pregón muy reivindicativo ante un Arenal abarrotado de gente, pancartas y muchas banderas palestinas. Porque, como pregonera, quiso recordar a Bilbo que es como Marijaia: una ciudad solidaria, obrera y feminista.

En la página anterior, la fiesta estalla con el lanzamiento del txupin. Sobre estas líneas, la emoción de la pregonera y la txupinera, y el homenaje de las comparsas.
En la página anterior, la fiesta estalla con el lanzamiento del txupin. Sobre estas líneas, la emoción de la pregonera y la txupinera, y el homenaje de las comparsas. (Mikel MARTINEZ DE TRESPUENTES y Oskar MATXIN EDESA | FOKU)

Ya está. Llegó por fin. Aquí está Aste Nagusia, con sus días y noches de fiesta, juergas, resacas, encuentros, enamoramientos, enfados, música, mucho ruido, risas y hasta lloros. Hay de todo, porque aquí estos días se desarrolla el teatro del mundo, concentrado todo en nueve días y desplegado en el escenario de la vieja Bilbo, una ciudad que recibe con los brazos abiertos, como la desmadrada Marijaia, a quien venga. Venga como venga -aquí no hay uniformidad de vestimenta, cada uno va del color que quiera-, siempre que sea con buenas intenciones. Ese espíritu abierto, solidario y libre fue al que apeló ayer Itziar Ituño, nuestra actriz más internacional gracias a trabajos como “La casa de papel” o “Intimidad”, en su emocionante y reivindicativo pregón. Hubo emoción, mucha, pero es que de emociones reales se nutren las buenas historias. Y también las buenas fiestas.

RUNRUNES Y SERPIENTES

El primer día de esta Aste Nagusia venía precedido por elementos tan dispares como el habitual runrún de los “haters” en las redes sociales contra Itziar Ituño -¿y a quién le importa lo que digan?-, la visión de los aledaños del museo Guggenheim repleto de visitantes extranjeros -el alcalde, Juan Mari Aburto, ya avisó de que, nuevamente, esta será la Aste Nagusia más multitudinaria; cada año estova a más, en un estilo muy bilbaino- y las críticas a la dura actuación de la Policía Municipal a contra los manteros. De hecho, la presencia policial en el Arenal y la plaza Arriaga antes al txupin llamaba la atención; parecía que había más agentes que nunca.

Con las txosnas preparadas para la batalla y “vestidas” de mensajes muy reivindicativos, la mayoría de ellos en contra del genocidio que está llevando a cabo Israel en Gaza -también, por aquí y por allá, muchos “ojos” de Hugo Chávez con el lema “No pasarán”, en pintadas de apoyo a la lucha bolivariana-, arrancó a media tarde la kalejira de las comparse desde San Antón. Mientras que los comparseros iban recorriendo el Casco Viejo en una especie de desordenadamente ordenada serpiente -es uno de los actos más divertidos del inicio de la fiesta-, el Arenal se iba vaciando de turistas algo despistados y llenándose gente que iba tomando posiciones.

En el interior del Teatro Arriaga, el corazón desde donde se bombea Aste Nagusia con el lanzamiento del txupin, iban llegando las autoridades, los invitados y los representantes de las comparsas, flanqueando a la pregonera y la txupinera: una Itziar Ituño que señalaba su estómago cada vez que cruzaba la mirada con la también actriz Itziar Lazkano -pregonera esta en Aste Nagusia de 2022, recordaba que «luego sales al balcón y con toda la cantidad de la gente que está esperando y las ganas que tienen de txupin, te vienes arriba»- y una Nagore Ugarte, txupinera y comparsera de Txinbotarrak, que agarraba de la mano a Ituño y tampoco podía evitar a ratos las lágrimas. Ambas emocionadas... y asfixiadas de calor en sus elegantes trajes amarillo y rojo, en una tarde marcada con ese bochorno que precede a la lluvia.

Kepa Junkera contemplando la plaza desde el foyer del Arriaga, mientras su “Badator Marijaia” era cantado por toda aquella gente, embadurnada con harina, dispuesta a celebrar la vida, fue una de las imágenes del día. Era una marea de gente entre la que destacaba la presencia de banderas de Palestina, además de alguna venezolana.

«Soy Itziar»

La otra imagen, la multitudinaria, fue la de Ituño, Ugarte y Marijaia en el balcón del Arriaga. Con «los pies temblando, el corazón galopando, emocionada hasta los huesos», la actriz leyó su discurso íntegramente en euskara. Un texto en el que quiso reconocer el trabajo de las comparsas, «trabajando todo el año por amor al arte», y explicó por qué aceptó el órdago de ser pregonera de Aste Nagusia: «Es un lujo poder hablar en un mundo repleto de censura y exclusión. Con honor, acepto el desafío. ¡Y que venga lo que venga!», exclamó, a modo de declaración de intenciones, entre los aplausos del respetable.

Se presentó: «Soy Itziar. Mujer, actriz, persona, pero no personaje. Basauritarra, nacida en Solokoetxe. Por parte de padre, vizcaina. De madre, navarra. Euskaldunberri orgullosa, gracias a AEK. Siempre de la clase trabajadora. Feminista total. Las Once de Basauri eran de mi barrio y, desde el alma de esas once mujeres, un aviso: ¡No aceptaremos ningún ataque sexista, ni en Aste Nagusia ni en ningún lugar!».

Ituño aprovechó y bien que habló: en contra de los ataques a las txosnas de Lizarra, a favor, sobre todo, del respeto al diferente -«aquí hay sitio para todos. Las fiestas son de todas y el mundo también»- y de la libertad de expresión: «Hablemos alto y claro. A los cuatro vientos, sin miedo, para reivindicar lo que es justo, cueste lo que cueste». Lanzó también un mensaje: «Los artistas también tenemos todo el derecho a tener una opinión. Como dijo Mercedes Sosa, ‘por ser artistas no tenemos la patente de ser idiotas’. El arte siempre ha sido revolucionario, motor de cambio».

Finalmente, la pregonera apeló al “alma” de Bilbo, una ciudad «orgullosa, noble», que se está poniendo «muy moderna, pero todavía lleva el olor a fábrica pegado a la piel. Bilbo, trabajadora infatigable, eres la hija de miles de trabajadores, abre los brazos a quienes desde lejos vienen a trabajar. Ellos también son tu porvenir». Ante un Bilbo que definió como euskaldun y solidario con situaciones como las que sufre Gaza -luego lució un pañuelo solidario con Palestina sobre el azul oficial-, lanzó junto a la txupinera un irrintzi. Y explotaron el txupin y la fiesta.