No pudo encadenar el Athletic su cuarto triunfo liguero seguido. Un cúmulo de errores y mala suerte en el tramo final lo impidieron. La expulsión de Julen Agirrezabala y un autogol de su sustituto, Álex Padilla, en el descuento abortaron el estreno goleador de Mikel Jauregizar.

Hasta ese momento, la escuadra rojiblanca tenía, más o menos, controlado el partido ante un Sevilla que le complicó la vida, siguiendo la tónica de sus últimas visitas a San Mamés, pero al que pudo dejar finiquitado en un par de jugadas de la segunda parte, especialmente en un remate muy claro de Berenguer (m.70). No lo hizo el bloque vizcaino y lo acabó pagando en el tiempo extra, firmando un empate amargo tras acariciar otros tres nuevos puntos.

El técnico local, Ernesto Valverde, le dio la vuelta al calcetín respecto al once que alineó en Roma. En total, siete variaciones en todas las líneas -De Marcos, Núñez, Lekue, Vesga, Jauregizar, Berenguer y Nico-, que aportaron oxígeno, pero que las más de las veces tuvieron que correr detrás del balón, al hacerse con la posesión el rival durante más fases que los anfitriones.

Ambos contendientes, además, apretaron arriba la salida del balón del adversario, aunque el cuadro hispalense, no sin riesgo, salió indemne la mayor parte de las veces de dicha presión. Ello les permitió ir creciendo durante la primera parte, pero quien mordió fue el Athletic. Avisó una jugada entre los Williams en el 20, pero fue finalmente Jauregizar quien debutó como anotador superada la media hora de juego al estar muy atento al rechazo tras un corner.

Varió algunas marcas el preparador visitante, Xavi García Pimienta, tras el descanso y su equipo mejoró atrás, con un primer cuarto de hora en el que pudo igualar, sobre todo con un trallazo de Lukebakio (m.54), que repelió el poste. Los anfitriones dieron la réplica en una siguiente fase más favorable, con la citada ocasión de Berenguer y otra seguida de Guruzeta. No materializaron y se llegó al tramo final con el marcador en el aire.

Ahí todo se aceleró, para un lado como para otro, pero, a la postre, el que salió perjudicado fue el Athletic. La jugada del infatigable Ejuke, el despeje de cabeza como pudo de Núñez al travesaño y el posterior golpeo en el brazo de Padilla entrando el balón en las redes supuso un bajonazo inesperado.