Iñaki IRIOND0
DESPUES DEL ALDERDI EGUNA

La cadena del PNV sí se rompió para Iñigo Urkullu, ¿discreción u ostracismo?

Una cadena a la que los representantes de órganos internos e institucionales fueron sumando eslabones se convirtió en el símbolo del lema «katea ez da eten». Junto a ella, cerraron el acto los oradores con el afiliado más veterano y la más joven. Detrás de ellos, a muy pocos pasos, estaba Urkullu, predecesor de Ortuzar en el partido y de Pradales en Ajuria Enea. No hubo abrazo entre ellos.

Iñigo Urkullu llego solo y estuvo lejos de la comitiva oficial.
Iñigo Urkullu llego solo y estuvo lejos de la comitiva oficial. (GARA)

En el Alderdi Eguna de 2023, el 24 de setiembre, Iñigo Urkullu advirtió desde el atril de oradores a los asistentes que «vienen a por nosotros», «han estado esperándonos y ya vienen». Acertó. Fueron a por él y se lo cargaron. Pero no los que «montan huelgas por interés político», ni quienes «generan malestar artificial en la sociedad». Fueron a por él y se lo cargaron desde las plantas altas de Sabin Etxea, los mismos que entonces le aplaudían y el pasado domingo ni siquiera se le acercaron.

En aquel Alderdi Eguna de hace un año se daba por hecho que la decisión de seguir o no como candidato a lehendakari dependía únicamente de la propia voluntad de Iñigo Urkullu, y daba muestras de que estaba dispuesto a seguir.

En pocas semanas se le torció todo. Alguien decidió que hacía falta un relevo generacional y el EBB lo aceptó. Se lo comunicaron al afectado y de inmediato, justo a los dos meses de aquel discurso, estallaba en “El Correo” la filtración de que el PNV había decidido no presentar a Urkullu. Se comentó que fue Ajuria Enea quien hizo saltar públicamente la liebre, que pilló a contrapié a la dirección jeltzale, que todavía ni había contactado con el sustituto. A saber.

Desde entonces, Urkullu participó disciplinadamente en los actos de campaña que le pusieron, ofició «el relevo generacional» en Gernika después de que el PSE decidiera hacer lehendakari a Imanol Pradales y desapareció prácticamente de la actividad publica, para poner las bases de un lobby con grandes corporaciones llamado Bask Atlantik.

REGRESO DISCRETO

Tras el verano, Urkullu reapareció públicamente el 13 de setiembre en la reinauguración del batzoki de Mungia, localidad en la que vivió y a la que está muy unido. También estaban Andoni Ortuzar, Itxaso Atutxa y Joseba Aurrekoetxea. En las fotos junto a ellos no sonríe.

Aquel fue un acto «menor» y había cierta expectación por ver qué ocurría en el Alderdi Eguna porque no hay tantos antecedentes. En 1999, con Juan José Ibarretxe en Ajuria Enea, José Antonio Ardanza participó junto con el lehendakari en la comitiva oficial que abre el acto político. Y eso que la situación era tensa, porque acababa de dar tres entrevistas criticando el Acuerdo de Lizarra y el acercamiento del PNV a Euskal Herritarrok. No se libró de las pullas de Xabier Arzalluz.

En el año en el que arrebataron Lehendakaritza a Ibarretxe, 2009, el de Laudio estaba dando clases en una universidad americana. Si su mención fue ovacionada, más lo fueron sus palabras que leyó Urkullu, el que ya había confesado su relación difícil con Ibarretxe.

No sabemos cuál es ahora la relación entre el actual presidente del EBB y el exlehendakari. Lo que sí se pudo ver es que en Foronda no hubo contacto entre ellos. Urkullu llegó solo a la campa sobre las once de la mañana, y se situó en una esquina, cuando la dirección, el Gobierno y los invitados se reunían en otro punto.

Con un par de colaboradores cerca y un escolta en posición, conversó y se fotografió con quien se le acercó. Luego Urkullu subió solo a la tribuna y se sentó en la silla asignada, esquinado y entre los presidentes de JJGG y consejeros. Ni Pradales ni Ortuzar se acercaron a saludarle cuando estuvieron cerca de él. El lehendakari sí que lo homenajeó en su discurso y, dándose la vuelta, se sumó al aplauso generalizado cuando le enfocaron las cámaras.

Pero volvieron a ignorarlo cuando a pocos metros de él escenificaron que la cadena no se había roto, junto al afiliado más veterano y la más joven. El eslabón que llevó a Ortuzar a Sabin Etxea y que dio paso Pradales a Ajuria Enea estaba a pocos pasos, pero nadie le invitó a unirse. La cadena no estaba completa. Tenía detrás un eslabón suelto, que bajó de la tribuna y siguió haciéndose fotos con las bases y no con la dirigencia. Ellos sabrán por qué. Y habrá que ver si algún batzoki lo proponen ahora, aunque no vaya a aceptar.