Hasta el momento, los actuales dirigentes del PNV habían evitado pronunciarse firmemente sobre su futuro en el proceso abierto hacia la asamblea general del partido. El mismo presidente del ABB, José Antonio Suso, que declara que su «ciclo ha acabado», sigue sin ser contundente. El lunes dijo que si las bases le presentan, tomará «la decisión que corresponda en la segunda vuelta».

Aunque también se da por hecho que se echará a un lado, tampoco Joseba Egibar ha hablado claramente sobre si dejará el GBB. Jubilado ya del Parlamento, en mayo avisó de que «toca renovación, también de personas referentes de la estructura del PNV. Y yo soy uno de ellos». Es decir, que no quiere irse él solo.

En este contexto, llama la atención que la presidenta del BBB, Itxaso Atutxa, haya decido dar el paso de anunciar públicamente que el 23 de noviembre, al término del proceso interno que comenzará la semana que viene, el día 17, dará por «completada» su fase como burukide y sus «actividades públicas políticas», afirmando que volverá «con normalidad» a su «oficio» en el sector audiovisual.

Lo dicho en una entrevista en Onda Vasca es especialmente trascendente porque Itxaso Atutxa había «sonado» en algunos medios y mentideros políticos como posible sustituta de Andoni Ortuzar al frente del EBB.

ORTUZAR COMO ANCLA

El anuncio nítido de Atutxa pone de nuevo la lupa sobre la continuidad o no de Ortuzar al frente del partido.

Preguntada por ello en la entrevista, afirmó que «no soy quien para decirle lo que tiene que hacer», y después repitió el mantra de que en el PNV, en todo caso, «son las bases las que deciden si a alguien le presentan o no para un cargo determinado».

Sin embargo, la propia declaración de Atutxa anunciando su despedida desmiente la teoría anterior. Es decir, si después de tres mandatos consecutivos como ella Ortuzar quisiera dejar el cargo, podría haber anunciado ya que no quiere continuar y que nadie le proponga, porque los estatutos le permiten no aceptar ese compromiso.

Por contra, lo que hasta ahora ha hecho Ortuzar es generar entre sus próximos la idea de que quiere consumir un último mandato. Cuando el EBB forzó el relevo de Iñigo Urkullu, le preguntaron si él también lo iba a dejar y su respuesta fue que «la vida de un partido no tiene nada que ver con la de una institución» y que los cambios no tienen por qué ir de la mano. Se escudó en que «son dos entes autónomos totalmente diferentes. De hecho -se comparó- Arzalluz estuvo con dos lehendakaris distintos en un periodo de tiempo mucho más largo».

Itxaso Atutxa, en su entrevista de ayer afirmó que ve a Ortuzar «con ganas, fuerte», y consideró que «caben todas las posibilidades a futuro». Además, subrayó que «no compra la lectura» de que si Ortuzar sigue al frente del partido «no hay renovación».

Defendió que el PNV ha ido «haciendo muchísimas renovaciones, muchísimas transiciones» de sus dirigentes en distintas instituciones y ahora habrá también renovación siga o no Ortuzar.

De esta forma, se afianza la idea expuesta ya por este medio de que el PNV camina hacia un proceso de renovación de las direcciones territoriales y de mantenimiento de Andoni Ortuzar como ancla histórica, con un periodo de luces iniciales y sombras postreras.