Nuevos ricos alicatados
Empecemos por un acierto económico y social que nos indica que se ha ido aboliendo de un manera sutil y soterrada el tiempo de los terratenientes y ahora lo que impera como factor dominante son los pisotenientes. Si antes los señoritos iban a caballo por sus fincas ahora van con una aplicación inmobiliaria de venta y alquiler visitando sus pertenencias y contemplando cómo suben los precios de manera imparable y su rentabilidad supera la de cualquier otra inversión en Bolsa. Si el mercado sigue con esta presión alcista, el tener muchos pisos será ya símbolo de riqueza extrema, pero ser el propietario de un piso, un objetivo casi imposible de lograr para las nuevas generaciones que no esperen una herencia. Llegados a este punto, todas las previsiones que se nos lanzan desde partidos de gobierno o de oposición, todos los estudios de agencias inmobiliarias multinacionales, todo lo que se nos lanza desde avionetas de propaganda sobre hipotecas y alquileres seguros, no es otra cosa que publicidad encubierta de los pisotenientes para que vaya subiendo de manera geométrica sus ganancias. Escuchar una vez más que se pretende paliar los graves problemas con ayudas de doscientos euros, o que se insiste en construir pisos de protección oficial de venta que a los diez años pasan al mercado libre es convencerse de que manda el ladrillo y no la conveniencia colectiva. Hay una legión de nuevos ricos alicatados hasta el techo de su avaricia. Y no se vislumbra ninguna acción política adecuada para acabar de una manera eficaz con tanta economía especulativa con un derecho.

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