Gabriel Chaile (San Miguél de Tucumán, 1985) se mostró feliz por la ocasión que le brinda Tabakalera de protagonizar su primera muestra retrospectiva. «He vivido emociones al revisar las sensibilidades que corresponden a los momentos en que estuve creando las obras expuestas», contó.

En la muestra puede encontrar las obras más recientes de Chaile, así como piezas clave a la hora de entender su creación artística. El escultor interpela las nociones preestablecidas sobre el poder, la historia y la identidad cultural a través de su obra. Cuentan historias que son personales y colectivas a la vez.

Chaile es conocido por sus esculturas monumentales, realizadas a partir de adobe. En la visita posterior a la rueda de prensa, recordó el momento en que optó por utilizar el adobe en lugar de la resina, debido a que el primero es mucho menos costoso económicamente.

MATERIALES SIMPLES

El artista utiliza en su estudio materiales sencillos como el metal, la espuma de poliestireno, la arcilla, el ladrillo y el huevo. Este último elemento tiene una destacada presencia en las obras que componen la muestra de Donostia.

Destacan en su producción artística sus hornos-escultura inspirados en los hornos populares argentinos, que actúan como poderosos símbolos de resistencia comunitaria. Representan no solo el acto de cocinar colectivamente, sino también la resistencia a través de la solidaridad.

Estas formas son, en palabras del artista, «contenedores de memoria, fragmentos de historias que sobreviven en el barro y las manos de quienes cocinan el futuro».

Chaile destaca cómo la arquitectura de los hornos se relaciona con las formas de cerámica precoloniales, particularmente del norte de Argentina. Esta conexión subraya una continuidad cultural, que une diferentes tiempos y orígenes mediante objetos que son tanto funcionales como simbólicos.

Un ejemplo de sus hornos-escultura expuestos en Tabakalera es su obra “La Malinche” (2019), una escultura de gran escala creada con metal, espuma de poliestireno, arcilla y ladrillo. Chaile utiliza el adobe en su obra “Irene Isabel”.

Chaile ha expuesto en importantes eventos internacionales y su obra ha alcanzado renombre en el ámbito internacional. Destaca su participación en la Bienal de Venecia (2022), donde su serie de grandes esculturas de adobe fue recibida con gran interés. El artista argentino aboga por crear, desde el arte, objetos y estructuras que colaboren en mejorar las condiciones de una situación límite determinada. “Ingeniería de la necesidad” lo llama Chaile. Y “la genealogía de la forma” implica asumir que cada objeto, en su repetición a lo largo de la historia, trae consigo una historia que contar que se recupera y se actualiza en relación a un nuevo contexto.

COMUNIDADES SILENCIADAS

El artista se vale de ambos conceptos para crear esculturas, realizar pinturas y construir instalaciones de gran formato que permitan visibilizar y darle voz a las diferentes comunidades silenciadas por la historia y las estructuras de poder.

Reconoció que se toma «su tiempo» a la hora de desarrollar el proceso creativo. «Sobre todo es para pensar la forma de las obras», explicó. Apasionado de la arqueología, en su visita a la exposición recordó a su abuela, artesana indígena de la que la familia apenas tiene fotografías.

La práctica artística es colectiva para Chaile. «Todas las personas que están a mi alrededor me ayudan a levantarme como artista», remarcó. Ejemplo de la importancia que tiene el grupo para el escultor argentino es el hecho de que ha invitado a Donostia a Tomás Bargão Henriques. Es miembro del grupo de artistas que trabajan con él en Lisboa, donde reside. Bargão Henriques presenta en Tabakalera en su primera muestra una pieza inédita creada especialmente para la ocasión.

Chaile y sus compañeros artistas viajan mucho para conocer otras culturas y otras prácticas artísticas en un ejercicio que define como de «militancia y aventura».