«La única salida es autocentrarnos como pueblo»
En su reciente ensayo, el filólogo y analista político Ricard Chulià (Torrent, 1983) insta al valencianismo a tomar la iniciativa y vertebrar un proyecto que garantice un futuro más digno y próspero para el País Valencià.

¿Qué cree que explica el actual empobrecimiento social, político y económico del País Valencià?
La clave está en la creación de una administración subalterna a Madrid. No solo sellada con el Estatuto pactado entre la UCD y el PSOE. También los distintos gobiernos del PP, la etapa del socialista Lerma y los ocho años del Botànic, han mantenido este mismo nivel de subordinación, del cual ahora mismo estamos recogiendo los costes.
¿Cuáles son las consecuencias más graves que este modelo ha acarreado?
Se percibe con las infraestructuras, que lejos de planificarse para diversificar la economía valenciana, se han concebido con el fin de desarrollar el monocultivo del turismo de masas, hasta convertir el País Valencià en la playa de los madrileños y el geriátrico de los noreuropeos.
¿Este modelo se ha normalizado como pauta institucional?
Sin duda, aquí utilizamos el concepto del Far West para referirnos a unas élites políticas que, en lugar de mejorar el bienestar de sus electores, solo buscan hacer carrera con la idea de irse. Ocurrió con Eduardo Zaplana y ahora va camino de hacerlo el actual presidente Carlos Mazón, uno de sus discípulos.
Ante este panorama, ¿qué puede reavivar el valencianismo político?
Se trata de explicar que, a causa del expolio, los valencianos no podemos mejorar dentro del proyecto nacional español. Porque, sin herramientas propias, la expectativa de nuestros jóvenes es acabar siendo camareros. Hay que decirle a la población que, independientemente de la lengua que empleamos o si nos sentimos nacionalmente valencianos o no, todos salimos perjudicados dentro de España, de aquí que la única salida es autocentrarnos como pueblo.
En su libro apunta que la polarización ayudaría a cambiar la correlación de fuerzas. ¿A qué se refiere?
Afirmo que, como movimiento contrahegemónico al nacionalismo español, el nacionalismo valenciano tiene que plantear un proyecto alternativo que rompa de raíz con este sistema de dominación. Tiene que ser valiente y hacer frente al conflicto, porque todo lo que sea mantener el statu quo es contraproducente.

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