¿Es inminente el acuerdo de libre comercio entre la UE y Mercosur?
¿Es inminente un anuncio sobre un multimillonario tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Mercosur, después de 25 años de complicadas negociaciones? Algunos altos cargos y autoridades ya aseguran que ocurrirá antes de final de año, pero sus detractores, liderados por el Estado francés, redoblan la oposición.

Entre las instituciones reina la agitación por los rumores sobre la inminencia del anuncio de un acuerdo de libre comercio entre la UE y el bloque integrado por Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia, posiblemente durante la cumbre del G20 en Rio de Janeiro, el 18 y 19 de noviembre. Se trata de un convenio que empezó a negociarse en 1999.
La ministra delegada de Comercio Exterior del Estado francés, Sophie Primas, manifestó el miércoles a la agencia AFP que para «los franceses, y para otros Estados, hoy no se reúnen las condiciones para que podamos firmar en las próximas semanas». Exactamente, dijo que la firma en la cumbre de Rio es «muy hipotética».
Y al mismo tiempo, en otra entrevista, advertía de que «si la ratificación del tratado se hiciera en contra de la opinión de Francia, sería una ruptura abierta de la confianza que los franceses tienen en Europa». El Estado francés exige que ese eventual pacto respete los compromisos estatales en el contexto de los acuerdos de París sobre el clima y garantice la protección de los intereses de las industrias y agricultores europeos.
«MUY CERCA»
Por su parte, el Ministerio de Comercio e Industria de Brasil reiteró, a preguntas de AFP, «la expectativa de que el acuerdo pueda ser concluido todavía este año». También es de la misma opinión el presidente español, Pedro Sánchez, precisamente uno de sus principales impulsores. «Estamos muy cerca de cerrar ese acuerdo», declaró hace unos días.
La intensidad de los rumores sobre un anuncio en Rio hizo que dos influyentes eurodiputados conservadores franceses, François-Xavier Bellamy y Céline Imart, enviaran una carta de protesta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. «Se lo decimos sin rodeos: este acuerdo, tal como está, constituiría un golpe fatal para la agricultura francesa y europea», afirmaban en la misiva.
El embajador Marcelo Cima, secretario de Relaciones Económicas Internacionales en la Cancillería argentina, es otro que hace hincapié en el «buen ambiente» de los contactos entre los dos bloques. «¿Se podrá anunciar en la cumbre del G20? No lo sé, francamente, no me atrevería a decirlo (…) Entiendo que falta algo de trabajo para terminar, pero hay un muy buen ambiente», indicó a AFP. Cima recordó que el tratado «se apoya en tres pilares: uno político, uno de cooperación y uno sobre comercio y acceso a mercados», y que los tres son parte indisociable.
LA OPOSICIÓN FRANCESA
No solo ha trascendido la fecha de la cumbre del G20: un diplomático sudamericano apunta que el anuncio podría producirse durante la cumbre de Mercosur del 6 de diciembre, una opción a la que también hizo alusión Pedro Sánchez. Para esa voz autorizada consultada por AFP, la cumbre de Rio de Janeiro contará con la presencia de Emmanuel Macron, y un anuncio allí constituiría «una humillación innecesaria» para el presidente francés.
Cabe recordar que los agricultores del Estado francés ya se han manifestado en varias ocasiones contra un pacto de ese tipo. Y, de hecho, ya han convocado una gran movilización para este próximo 15 de noviembre.
El acuerdo UE-Mercosur crearía un espacio con unos 800 millones de habitantes y se propone eliminar derechos de importación sobre más del 90% de los bienes de la Unión exportados al Mercado Común del Sur.
Uno de los puntos críticos es la posibilidad de que se permita el ingreso anual de unas 100.000 toneladas de carne vacuna proveniente de los países de Mercosur. Una opción que genera preocupación entre los productores franceses, aunque fuentes sudamericanas creen que el volumen es insuficiente como para distorsionar un mercado del tamaño del europeo.
En 2019, ambas partes anunciaron el fin de la fase de negociaciones y la firma de un acuerdo de asociación estratégica, pero surgieron nuevos obstáculos, como la adopción de una legislación en la UE que exige compromisos ambientales, lo que motivó la reapertura de determinados capítulos del texto. Y los países del bloque sudamericano lo aprovecharon para demandar que se actualizaran otras partes del tratado, con lo que las negociaciones se vieron prorrogadas.

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