Un impacto positivo más allá de los propios sindicatos
El porcentaje de delegadas sindicales es aún notablemente inferior al de los hombres, según constata un informe de Emakunde. Pone en valor, no obstante, su impacto positivo en el mundo laboral.

La mayor participación de las mujeres en la actividad sindical tiene un impacto positivo en el mundo laboral, ya que aporta mayor diversidad, contribuye a desarrollar planes de igualdad en las empresas y a incluir temas como el de los cuidados en la agenda de los sindicatos. Así lo constata un informe que fue presentado ayer por la directora de Emakunde, Miren Elgarresta.
El estudio ha sido desarrollado por las profesoras de la Universidad Pública de Nafarroa Eliana Alemán Salcedo, Lohitzune Zuloaga Lojo y Elisa Sierra Hernaiz -las dos primeras comparecieron junto a Elgarresta-, que han recibido una beca del Instituto Vasco de la Mujer para llevar a cabo esta investigación.
Titulado “Liderazgo de las mujeres en y a través de los sindicatos de la CAE: facilitadores, barreras y desafíos”, el informe constata el incremento de la participación de las mujeres en la actividad sindical.
HERRAMIENTA PARA LA REFLEXIÓN
La investigación ha involucrado a un centenar de mujeres de las cuatro centrales sindicales con mayor representación en el conjunto de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa -ELA, LAB, CCOO y UGT-. Sus promotoras consideran, precisamente, que este informe puede ser una herramienta útil de reflexión para los propios sindicatos «inmersos como están en procesos de transformación».
Según las entrevistas realizadas, las trabajadoras cada vez se organizan y movilizan más, ya que han aumentado tanto las afiliaciones de mujeres como el número de delegadas sindicales. Concretamente, las mujeres delegadas sindicales suponen el 41% en ELA, 39,08% en LAB, el 36,90% en CCOO y el 32% en UGT.
El estudio concluye que la representación sindical de mujeres en los centros de trabajo aporta diversidad, ya que tanto mujeres como hombres tienen más personas referentes a las que dirigirse, y que, además, los propios sindicatos han asumido la perspectiva feminista.
El desarrollo de los planes de igualdad en las empresas, la inclusión de temas relacionados con los cuidados, la creación de áreas de la mujer y la introducción de cuotas de representación en las organizaciones sindicales demuestran ese proceso que las autoras del informe llaman «feministación» de los sindicatos.
Además, en sectores laborales feminizados, a pesar de las dificultades de las mujeres para vincularse a la actividad sindical, el estudio destaca que las centrales constituyen una referencia para ellas.
El informe recomienda a los sindicatos explorar nuevas formas de compatibilizar el trabajo sindical con otras esferas de la vida de las mujeres, destinar más recursos para las mujeres que trabajan en sectores precarizados, visibilizar las demandas de las mujeres e impulsar el papel de los sindicatos como agentes de cambio en materia de igualdad.
La directora de Emakunde, por su parte, consideró que esta investigación demuestra que impulsar la diversidad en todos aquellos lugares donde se negocia y se toman decisiones no es solo un asunto de justicia social, sino que, además, es un elemento de innovación, de calidad, de gestión avanzada y de mejora continua.

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