El primer ministro nipón sigue en el cargo en minoría tras la debacle del eterno PLD

El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, afronta un nuevo e incierto mandato tras ser reelegido ayer en la Dieta (Parlamento nipón), donde se impuso con una mayoría simple, lo que le deja en la posición más débil de un jefe de gobierno en décadas.
Ishiba asumió el cargo el 1 de octubre tras ganar las primarias del Partido Liberal Democrático (PLD) y adelantó elecciones al 27 de octubre, esperando asegurar de nuevo el dominio de la formación que desde 1955 ha gobernado casi de manera ininterrumpida el archipiélago.
El descontento de la población por la inflación y el estancamiento económico y los escándalos de fondos ilícitos derivaron en una significativa caída electoral al no lograr el PLD y su socio, el budista Komeito, mantener la mayoría absoluta parlamentaria.
Pese a ello Ishiba logró superar a su principal rival, el líder del progresista Partido Democrático Constitucional de Japón (PDC), Yoshihiko Noda, sellando su permanencia en el cargo tras enfrentarse a una oposición fragmentada, sin la capacidad de formar alianzas.
Aunque el PLD no ha logrado sumar a nuevos socios, sí ha encontrado a un aliado puntual en el Partido Democrático Popular (PDP), que se abstuvo de apoyar al PDC de Noda. La formación de centro-derecha, liderada por Yuichiro Tamaki, ya ha comenzado negociaciones para que el nuevo Ejecutivo incorpore sus propuestas, como descuentos fiscales para hogares con bajos ingresos o incrementar aún más el gasto militar.

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