Resetea el contador el Eibar como casi siempre que regresa a casa. Quizá con mayor ilusión esta vez porque la victoria premió uno de sus mejores partidos del curso. El único pero lo puso el gol de Liso y la inmerecida preocupación posterior pero tampoco se podía aspirar a la placidez absoluta ante el segundo mejor visitante de la categoría.

Recuperó sus costumbres Etxeberria; hubo tres cambios y una gran sorpresa en el once, al que regresaron Chema, Matheus -vaya si lo agradeció el equipo- y Toni Villa, que es el tercer azulgrana con menos minutos, no jugaba desde el dos de noviembre y apenas había sido titular en otras dos ocasiones. Bien, pues fue uno de los mejores en la hora larga que le aguantó el físico antes de ser sustituido y además participó en los dos goles.

Podían haber sido más porque el Eibar se vio vivo como nunca. Ya lo apuntaba en los últimos partidos. Pascual, Puertas, Mada y el acompañante que les toca cada semana son obedientes, se entienden bien y su movilidad exige a las zagas rivales. Incluso cuando juegan con tres centrales como el Zaragoza. Para hacerle frente, Villa se escoró a la izquierda y el equipo jugó prácticamente con dos puntas.

No es que los maños se encerrasen. El partido, de hecho, fue un toma y daca durante varias fases. Aunque casi siempre se vio mejor al Eibar, que se adelantó con un gol de Puertas, inédito desde la tercera jornada. En la segunda parte, Mada se sacó la espina de los dos últimos partidos para ampliar distancias. En la recta final Liso comprimió el marcador pero los armeros contuvieron el pánico y frenaron la reacción maña.