Amparo LASHERAS
Periodista
AZKEN PUNTUA

Hoy... «con los puños cerrados»

Siempre que atravesaba una autopista camino de alguna cárcel española, Sevilla, Puerto, Curtis, Topas... tenía la impresión de que eran carreteras que no llegaban a ninguna parte, que se perdían en una línea indefinida donde solo el reflejo del sol marcaba el momento del amanecer o del atardecer. Como muchos familiares y amigas de presos vascos, iba y volvía con un sentido del tiempo y del paisaje doloroso. Ahora, en apenas diez minutos llego a la prisión de Zaballa y la autovía se delimita con los montes que conozco, sin embargo, sigo visitando a un amigo preso. Es en el momento de la visita, en el saludo y en el adiós tras un cristal, cuando una se da cuenta de que todavía más de cien mujeres y hombres de Euskal Herria continúan en prisión, sometidos a interpretaciones legislativas más parecidas a la venganza política que a cualquier legalidad que sea mínimamente justa. Fuera, en las calles, el apoyo popular hacia ellos y ellas persiste sin desfallecer, caminando en la autopista invisible de la solidaridad ideológica y política, donde los kilómetros se pierden en los millones de pasos que da un pueblo en lucha por su gente. Pienso que cuando escribo esto es ayer y que mañana, hoy, a Bilbo, deberíamos de acudir como el amanecer del poeta, «con los puños cerrados» y memoria en la mirada.