Rechazo en la muga a la persecución de migrantes
Más de 2.500 personas tomaron parte ayer en una manifestación contra las políticas migratorias de los estados español y francés y en solidaridad con las personas que ayudaron a 36 migrantes a cruzar de Irun a Hendaia durante la celebración de la Korrika. Siete defensores de los derechos humanos serán juzgados mañana en Baiona por esta acción.

La manifestación arrancó a mediodía desde Irun, junto al Puente de Santiago, por el que después cruzó a Hendaia para terminar en el puente fronterizo de Pausu. Era una protesta en denuncia de las políticas migratorias, pero también un modo de mostrar solidaridad y respaldar a las siete personas procesadas por ayudar a cruzar la muga a un grupo de 36 migrantes aprovechando el paso de la Korrika.
El lema era J’accuse (Yo acuso) y remitía a la carta abierta de Émile Zola en 1898 por el «caso Dreyfus» al presidente de la República. En esta ocasión, los manifestantes acusaban a las leyes de inmigración que atentan contra los derechos fundamentales de las personas migrantes.
Antes de dar comienzo a la marcha, se escuchó un testimonio vital en francés de una migrante venezolana. Esta mujer advirtió de los peligros de las deportaciones masivas que ha prometido el presidente Donald Trump en EEUU y mostró su temor por que los estados europeos sigan ahora su estela.
Después, se procedió a dar lectura a los nombres de las nueve personas de origen africano que han muerto en los últimos años ahogados en el Bidasoa o en sus cercanías, justo cuando estaban a punto de alcanzar la meta que se habían propuesto en sus países de origen.
En lugar de pedir por ellos el habitual minuto de silencio, la organización reclamó que durante un minuto todos hicieran el mayor ruido posible. En ese momento, muchos se desfogaron tras el nudo en la garganta del testimonio de la venezolana y del impacto de escuchar el nombre de los nueve fallecidos.
La pancarta, que portaban ciudadanos de distintos orígenes, avanzó después por el Puente de Santiago, dirección Hendaia. A ambos lados de la calzada se colocaron activistas de Amnistía Internacional Euskadi que prendieron fuego a unas bengalas de colores.
En su camino hacia el puente de Pausu, el cruce fronterizo más cercano que se ubica a 2,6 kilómetros del punto de origen, la comitiva pasó frente a la gendarmería de Hendaia. Decenas de agentes blindaban el edificio.
En ese momento arreciaron los cánticos. Si, al principio, lo que más se coreaba era «Euskal Herria, harrera herria», al lado de los gendarmes lo que más se escuchó fue «Berriz ere, egingo nuke» (lo haría de nuevo otra vez). Pues, además de denunciar las políticas migratorias, la manifestación de ayer buscaba identificarse con los activistas que ayudaron a pasar el paso fronterizo a ese grupo de migrantes el pasado mes de marzo.
EL MOTIVO DEL PROCESAMIENTO EN BAIONA
El 14 de marzo de 2024, aprovechando que la carrera de relevos que organiza AEK cruzaba de Irun a Hendaia, varios solidarios tomaron contacto con personas en tránsito que eran atendidas en Irun tras haber quedado bloqueadas al sur de la muga.
Les comentaron que la Korrika podría ser un buen momento para cruzar la frontera, evitando de ese modo que escogieran otras fórmulas para continuar con su camino que pudieran suponer un riesgo para sus vidas. 36 de ellos se mostraron dispuestos a intentarlo y, camuflados entre la multitud de corredores y portando petos de AEK, todos lograron cruzar la frontera hasta alcanzar el siguiente punto de acogida.
Esta acción fue posteriormente reivindicada con vídeos en los que se veía a esos migrantes felices, aunque sin entender del todo qué estaba sucediendo. A través de esas imágenes la Policía identificó a siete defensores de los derechos humanos que ya se habían señalado anteriormente por su solidaridad hacia las personas en tránsito.
A estas personas se les imputa ahora un delito de constituir una banda organizada y tráfico de personas. El juicio se celebra mañana en los juzgados de Baiona y en él se enfrentan a penas de cárcel.
LA CAMPAÑA DE LAS AUTOINCULPACIONES
La protesta de ayer quería dar un giro a la situación, de modo que estas personas pasaran de acusadas a acusadores, pues quienes vulneran los derechos humanos son el Estado francés y el español y no quien acoge y ayuda a personas en situación de necesidad. Para ello, se lanzó una campaña de autoinculpaciones en la que, ya antes de la protesta, al menos mil personas y una veintena de colectivos se habían hecho responsables de la acción de la Korrika de marzo.
Esta campaña de autoinculpaciones no está cerrada, motivo por el que la organización no quiso dar un número final de las personas que se han adherido.
De hecho, al término de la marcha solidaria de ayer había una mesa llena de más documentos autoinculpatorios por la que pasaron decenas de personas para sumarse a la iniciativa. Asimismo, en pegatinas, en el furgón que llevaba la megafonía y en distintos puntos del recorrido se habían colocado códigos QR para adherirse a través de internet, así como para aportar económicamente para sufragar los gastos.
Se espera que todos estos documentos impresos sean entregados en el juzgado de Baiona mañana.
«Afirmamos nuestro apoyo a todas aquellas personas que, con su valor y humanidad, acuden a la ayuda de migrantes y rechazamos firmemente la criminalización de las personas que ayudan a la ciudadanía solidaria que encarna los valores de justicia y dignidad. Todas las personas debemos unir nuestras voces para construir un mundo más humano y más justo», señalaron a la llegada a la rotonda del lado norte de Pausu.
En el discurso final recordaron, además, que por desgracia la tarea no se termina este domingo recalcando que cada día en Irun hay decenas de activistas y asociaciones que organizan la solidaridad para unas personas en tránsito que no paran de llegar y que son víctimas de «acoso racista diario» por parte de las leyes y los agentes de policía.

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