Los errores propios, los no forzados, los forzados y los sospechosos de formar parte de una estrategia política. Me refiero a que la convivencia entre jueces y las unidades centrales operativas de la Guardia Civil es tan cercanas que cometen errores siempre en la misma dirección. Se trata de crear una imagen muy distorsionada de un encausado, investigado o supuesto después reconocer el error, siempre forzados por otras instancias y seguir con su plan. O mantenerse en el error que parece ser que algunos tienen bula.

La última cagada es de traca. Filtran que han descubierto una mansión de dos millones y medio de dólares de José Luis Ábalos en Colombia lo que sirve para montar un escándalo mayúsculo al equipo de agitación de la banda de Aznar y sus boletines mediáticos. La verdad, me parece que existen espías que hacen el doble juego, porque al descubrir que se trataba de pesos colombianos y que el precio que pagó hace dos décadas fue de setecientos treinta y un euros, deja a la UCO como una cuadrilla de incompetentes. Y si lo sabían e hicieron la jugada de desgaste conscientemente, demuestran que no son de fiar y forman parte del problema. Como siempre.

Así que podemos estar ante un tiempo de fantasmadas y de tirar bulos a la cara y decirle al contrincante: ¡píntamelo de verde! O mirar la cara de Elon Musk, muy marcada por una extraña tensión interna que refleja el desastre que está sufriendo con sus coches Tesla, que están bajando sus acciones, no se compran y le surgen problemas laborales y comerciales. Pero algo manda en la Casa Blanca. ¿O no?