Amaia U. LASAGABASTER
ATHLETIC

Hasta pronto, hasta siempre

La derrota ante el Barcelona no empañó la temporada ni la noche en San Mamés, que homenajeó a Óscar de Marcos en su último partido y agradeció al Athletic su excepcional campaña. Un doblete de Lewandowski y un penalti de Olmo decidieron el choque.

Un gran tifo recibió a Óscar de Marcos en San Mamés.
Un gran tifo recibió a Óscar de Marcos en San Mamés. (Oskar MATXIN EDESA | FOKU)

El Athletic ya está de vacaciones. Necesarias, merecidas, deseadas tras nueve meses de máxima exigencia física y emocional. Pero tantas ganas había de dar el cierre a la temporada como de que llegue la próxima, en la que los rojiblancos se cobrarán el premio a su excepcional rendimiento, que les ha colocado entre los mejores de la Liga y, por tanto, del continente. Ya echa cuentas la afición sobre el tiempo que falta para que San Mamés vuelva a acoger noches de fútbol como las que se han vivido este año.

Iguales no serán porque faltará Óscar de Marcos. El futbolista alavés disputó su último partido en una noche tan emotiva como lo había sido su despedida dos días antes en Lezama. Recibido por un pasillo formado por los jugadores de Athletic y Barcelona que cruzó junto a sus hijos antes del encuentro; ovacionado por toda su afición, en pie, cuando fue sustituido en el minuto 88. Y, finalmente, homenajeado por la grada, de la que no se movió nadie, y por sus compañeros sobre el césped, ya concluido el partido. Una leyenda y un ejemplo, «bueno en el fútbol y bueno en la vida», como rezaba el tifo que le recibió en la Catedral, que se despidió como quería y como merecía.

Solo faltó la victoria para un final de película. Pero enfrente estaba el campeón de Liga y no quiso sumarse a la fiesta rojiblanca. La efectividad de Lewandowski, que acertó en las dos primeras llegadas culés al área, le pusieron el partido muy de cara y, aunque el Athletic no se resignó, aquello no hubo manera de levantar. El tercero, de hecho, también fue visitante. En el descuento, de penalti y con la firma de Dani Olmo, para echar un poquito de sal en la herida. Que duele, como quedó confirmado con la pitada, esperada y unánime, que se llevó el Barcelona al saltar al campo mientas el Athletic le hacía pasillo por su victoria en el campeonato.

En cuanto González Fuertes, que también afrontaba su último baile, pitó el inicio, la grada prefirió dedicar sus esfuerzos a animar al equipo. Y este a corresponderle con un partido a la altura de la temporada. Entró con ganas -y con Nico, que se había perdido los cinco últimos partidos, en el once-, vertical, intenso. Pero mientas sus llegadas se perdían, incluyendo el gol anulado a Unai Gómez por fuera de juego, las del rival entraron. En el minuto 13, Lewandowski recibió un buen balón de Fermín y elevó el balón para superar a Unai Simón, anotando el 0-1. Y cuatro minutos después, el polaco repitió, cabeceando ahora un córner en el segundo palo.

No se resignó el Ahletic, que quiso responder por todos los medios posibles, pero falló en los últimos metros. Siguió intentándolo tras el descanso, pero también el Barcelona empezó a intensificar sus llegadas al área. Nico y Maron no acertaban en un lado, y Yamal y Lewandowski perdonaban en el otro, el larguero salvaba al Barcelona y Unai Simón al Athletic. Pero el tiempo pasaba sin que los locales acortaran distancias y empezaron a asumir que esta vez no tocaba.

El último gol, de hecho, también lo marcó el Barcelona. Llegó ya en tiempo de descuento, con un penalti, que necesitó revisión, de Yuri sobre Dani Olmo, que el propio atacante blaugrana convirtió en el 0-3 definitivo.