Raimundo FITERO
DE REOJO

Instantáneas de lo perenne

Una fotografía puede ser un manifiesto generacional, un símbolo de una revolución, una denuncia global o un recuerdo de juerga, boda o reunión de viejos amigos para contar los que ya no están. ¿Ha cambiado el uso y la significación de las fotografías al estar incorporadas las cámaras de buena definición a nuestro teléfono portátil que reconocemos como inteligente? Mucho. Y en los medios de comunicación representaron una revolución cuando se empezaron a enviar vía internet de manera inmediata.

Fuera la nostalgia, pero en las redacciones había un cuarto para revelar, horarios precisos para entregar el sobre con las fotografías del día, en un autobús que lo dejaba en Donostia donde se recogía para llevarlas a la central de Hernani. El taxi solamente en casos políticos excepcionales, fiestas patronales y partidos de fútbol.

Pues estos días la fotografía analógica de proceso químico se ha convertido en noticia de alta consideración; por un lado, el fallecimiento del brasileño Sebastiâo Salgado con ochenta y un años, sus reportajes en blanco y negro sobre la Amazonia y la minería salvaje o los conflictos violentos nos enseñaron una realidad sangrante, sin pies de foto, sin redacción acompañante. Cada instantánea hacia perenne el mensaje. Por otro lado, el Princesa de Asturias de Artes ha recaído en la fotógrafa mexicana de ochenta y tres años Gabriela Iturbide, con sus fotografías antropológicas, su mirada hacia la mujer, el compromiso reflejado en ese instante en el que el tiempo se atrapa en un clic. Quizás cada foto sea una instantánea de lo efímero convertido en perenne.