Cuando Indiana Jones se cruza con TikTok

Guy Ritchie es un director con una base de seguidores tan fiel como entusiasta -grupo del que, confieso, no formo parte-, muchos de los cuales celebran su estilo inconfundible. Sin embargo, si rascamos un poco la superficie de su filmografía, descubrimos que su carrera está marcada por una notoria irregularidad.
Por cada “Snatch” o “Lock & Stock”, hay un “King Arthur” o “Aladdin” que no terminan de cuajar. “La fuente de la eterna juventud” se inscribe en esta última categoría: una propuesta ambiciosa en lo formal, pero fallida.
La premisa suena prometedora: una película de aventuras y acción en la que John Krasinski y Natalie Portman interpretan a dos hermanos muy distintos a la caza de una serie de cuadros de fama mundial que contienen pistas para desvelar un secreto mayor.
Se trata de una aventura ligera pensada para el consumo masivo, que entrega dos horas de distracción pasajera sin mayores pretensiones. Con una atmósfera que remite inevitablemente a “La Busqueda” o a “Indiana Jones”, la cinta emula el ritmo y tono de una superproducción diseñada para la pantalla grande, aunque su destino final haya sido el streaming.
En cuanto a lo visual, Ritchie cumple a medias. Hay ritmo, sí, y algunas secuencias están montadas con la precisión de una coreografía de TikTok, pero su característico sello autoral que tanto gusta a algunos -ese estilo frenético y casi videoclipero- brilla por su ausencia. Todo parece filmado en piloto automático y el uso desmedido de CGI termina por saturar.
Aunque hay algunos destellos de creatividad, el artificio visual no alcanza para disimular el vacío narrativo y emocional que deja la historia.
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