Raimundo FITERO
DE REOJO

Frases lapidarias

Tengo una pregunta para usted, ¿piensa frases para su epitafio? Quienes ya tienen definida esa frase deben estar consintiendo a la convención estadística o simplemente son personas que han leído a Groucho Marx, que pidió que en su lápida pusieran “perdone que no me levante”. Los que tenemos asumido que polvo somos y en polvo nos convertiremos en un horno crematorio no tenemos estos entretenimientos, pero sí andamos preocupados en definir lo que podríamos considerar un concepto de vida más allá de la biología o de vivir es otra cosa.

En mi larga vida como escrutador de lo que la pantalla principal de todo salón familiar nos proporcionaba, comprendí que cualquier programa de televisión, por muy poco recomendable que fuera, si ponía vida o vivir en su título, su aceptación subía de manera inmediata un porcentaje variable. O sea, eran unos valores de mercado. Pero es obvio que no es lo mismo vida en un anuncio de ansiolíticos que en un bolero. Ni todas las rimas de vivir.

Ando recopilando frases de esas que ayudan a pasear por los parques y jardines sin atender al mal uso de las papeleras. El catedrático de Biología Molecular Guillermo López Lluch dice: “algunos están tan obsesionados con la longevidad, que se les olvida vivir”. Existe una campaña de mercadotecnia sobre el asunto de vivir muchos años. Cuando se empieza a ser dependiente de muchos fármacos, algunos decíamos con idiotez temporal: “no quiero vivir como un enfermo para morir sano”. La más tonta es decir que la vida es eso que pasa mientras pensamos en qué es la vida. Tonto el último.