Raimundo FITERO
DE REOJO

Ni la más remota idea

Imposible sentir mayor frustración que la que provoca la actualidad incrustada en nuestra intrascendente vida de peatones de la historia mal contada. Empiezo a contestar de manera rutinaria, pero con rotundidad y de formas destempladas, ya que llego a la conclusión de que no tengo ni la más remota idea de lo que de verdad está pasando. Colocado en el extremo más alejado de la ratonera no sé si huelo a queso, a pie con bota militar, sobaco con toga de puñetas afrutadas o a colonia barata, pero mejor no moverse, porque si nos movemos, él es también capaz de moverse.

Si cada día vemos algo que nunca habíamos visto antes o lo habíamos visto desde otra perspectiva, si cada noticiario es una alarma con sordina, a toque de corneta o de martillo en un estrado de la judicatura, lo que hay es que tentarse las ropas no sea que estemos sufriendo un evidente proceso de involución democrática con tintes de golpe de Estado de baja intensidad, orwelliano, pero con manifestaciones de barbaridad creciente.

No tengo ni la más remota idea de lo que está buscando Donald Trump en California y el encabronamiento de la población por la presencia, ojo al dato, de militares sobradamente pertrechados; no tengo ni la más pajolera idea de lo que están haciendo ciertos jueces de todos los estamentos del poder judicial lanzando considerandos con un tufo cuartelero. Espantoso. No tengo NPI de las intenciones de Netanyahu en su campaña de exterminio del pueblo palestino y la complicidad silente de Europa, los países árabes y el resto del mundo. Y amenazan de muerte a un gañán millonario por fallar un penalti.