El director Eloy Calvo retrata el problema habitacional sobrevenido tras un divorcio en su primera película, “La furgo”. El punto de partida de la cinta es la novela gráfica del mismo título de Martín Tognola y Ramon Pardina, que compró en un salón del cómic y que reflejaba la crisis económica de 2008.

Oso (Pol López), un hombre divorciado, vive con su hija en una furgoneta en Barcelona mientras intenta reconstruir su vida. Rodeado por un grupo de personajes peculiares, trata de recuperar estabilidad, pero la boda de su expareja lo pone a prueba.

«El tema de la emergencia habitacional y la falta de pisos que sobrevuela sobre el personaje protagonista es algo que en la película se intuye, porque el espectador ya ve al protagonista viviendo en la furgo, pero lo triste es que cuando se creó el cómic reflejaba una crisis económica que ha llegado hasta hoy en día y que está más vigente que nunca», comenta Eloy Calvo.

Casi desde el principio del proyecto, tanto el director como los productores pensaron en Pol López para el personaje de Oso, «un hombre divorciado de 45 años que vive con su hija de 6 años en una furgoneta en Barcelona mientras intenta reconstruir su vida, acompañado por un grupo de personajes peculiares, y que llega al límite cuando sabe de la boda de su ex».

A López le atrajo su personaje porque es «un tipo orgulloso, pero al mismo tiempo tierno con su hija, una persona en la que la imaginación es parte troncal en su vida, para conectar con la niña, pero también para evadirse de ciertas responsabilidades y obligaciones». El reto para López fue «dar vitalidad a un hombre que se está acercando a un pozo de depresión, intentar que aún se agarre a la vida, que encuentre razones para tirar adelante», y en ese dilema es fundamental el papel de su hija para salir del abismo al que se estaba asomando.

Aunque el protagonista atraviesa por momentos duros, “La furgo” no lanza un mensaje pesimista: «El cartel de la película ya muestra que no se trata de un drama social oscuro».