El exlíder laborista británico Jeremy Corbyn afirmó ayer que continúan las conversaciones para fundar un nuevo partido político de izquierdas en Gran Bretaña, tras el anuncio de la diputada Zarah Sultana de que abandonaba las filas laboristas para coliderar la iniciativa junto a él.

A Corbyn, expulsado del Partido Laborista por el actual líder, Keir Starmer, cuando confirmó que defendería su escaño londinense como independiente en las elecciones del 4 de julio de 2024, felicitó a Sultana por «sus principios» y por ayudar a construir una «alternativa real», y auguró que pronto «tomarán forma los bases democráticas de un nuevo tipo de partido».

En una publicación en su cuenta de X, afirmó que «un año después de las elecciones, este Gobierno laborista se ha negado a traer el cambio que la gente esperaba y merecía. La pobreza, la desigualdad y la guerra no son inevitables. Nuestro país necesita cambiar de rumbo, ya». «El cambio real se avecina», agregó.

«Las conversaciones están en marcha, y me entusiasma trabajar junto a todas las comunidades para luchar por el futuro que la gente merece. Juntos, podemos crear algo que tanto falta en nuestro roto sistema político: esperanza», concluyó Corbyn.

No dijo si encabezará la formación. En contraste, Sultana, aseguró el jueves en X que trabajará con Corbyn para «coliderar» el proyecto junto a otros seis diputados independientes de la Cámara de los Comunes, activistas y organizaciones de base. «El Parlamento está roto, pero la crisis real es más profunda. Unas 50 familias poseen más riqueza que la mitad de la población del Reino Unido. La pobreza crece, la desigualdad es obscena y el sistema bipartidista no ofrece más que declive y promesas incumplidas», denunció.

La diputada fue suspendida del grupo laborista en 2024 por votar contra la línea gubernamental para mantener ayudas sociales más allá del segundo hijo, y permaneció como independiente. El jueves renunció a la militancia.

Corbyn, que lideró el Partido Laborista entre 2015 y 2020, fue suspendido inicialmente en 2020 por no aceptar plenamente las conclusiones de la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos sobre el antisemitismo bajo su mandato, y fue expulsado de forma definitiva cuatro años después.