Cosas veredes, amiga suspicacia. En los encierros de este año, tan llenos de camisetas de toda prez y con toros bien alimentados y, se supone, bien cuidados con los mejores ansiolíticos, se ha visto a un monje budista interesado en comprobar el comportamiento de bovinos y humanos en un espacio enmarcado por paredes y maderas abarrotadas de mirones. A ciertas horas, este tipo de noticia suelta se introduce en la bella hucha de la incredulidad o la sospecha. Sin más comentarios que uno sardónico que tomo prestado: algunos monjes tibetanos están para que los encierren.

Aseguran de manera oficial que existen en el reino de España 31 millones de mascotas. El dato tasado será de aquellos animales que han cumplido con todos los requisitos administrativos para ser identificados y controlados y que, seguramente, alguno más habrá sin documentación en regla. En ese mismo informe se reseña que existen unas 7.000 clínicas veterinarias para atender a esa población, y se considera que es insuficiente para atender de manera correcta a esa cantidad de animales de compañía. Para extender la atención sanitaria universal a las mascotas con carné, es preciso que se estudien carreras veterinarias, que deben tener el trabajo asegurado.

Y abundando en la realidad, se ha confirmado un segundo caso de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) en la provincia de Salamanca causada por la picadura de una garrapata. Esta fiebres precisan de un tratamiento muy específico y unas medidas sanitarias extremas por su posibilidad de contagio por fluidos. O sea, electrolisis.