Los combates volvieron a la ciudad de Sueida, al sur de Siria, después de que las fuerzas gubernamentales se desplegaran en su interior para tomar el control a pesar de haber anunciado un acuerdo con varias milicias drusas para cesar las hostilidades de los últimos días. El Ejército sirio entró a primera hora de la mañana, tras dos días de intensos enfrentamientos entre drusos y árabes beduinos, que dejaron decenas de muertos en varios puntos de la provincia.

La seguridad en la urbe, de mayoría de población drusa, aún estaba a cargo de fuerzas drusas locales pese a los intentos del nuevo Gobierno por expandir el control del Estado a todo el territorio e integrar al resto de actores armados en sus filas.

Esta integración fallida es común al resto de milicias que combatieron contra Al-Assad, lo que ha convertido al Ejército sirio en un conjunto de grupos de difícil coordinación.

Tras su entrada a la localidad, algunas de las unidades de las Fuerzas de Seguridad Interna actuaron contra la población drusa. La red de activistas locales AlSueida24 denunció incluso varias ejecuciones extrajudiciales.

La violencia se extendió también a las inmediaciones de la sede del Gobierno regional y de la Comandancia de la Policía, en pleno centro, aseguró la red de activistas, que indicó que estos choques provocaron más de medio centenar de muertes, aunque el Observatorio Sirio de Derechos Humanos elevó al cifra a 102.

Nada más entrar en la ciudad las unidades del Ejército sirio, Israel comenzó a bombardear la zona por orden del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su ministro de Defensa, Israel Katz, que aseguraron que buscan «proteger a la población drusa».

En tres oleladas, bombardeó vehículos que se dirigían hacia la zona y las carreteras de acceso, así como bases militares en la provincia de Daraa.

Israel, que ya diezmó los arsenales sirios tras la caída de Al-Assad, exige que las fuerzas de Damasco se retiren de todo el sur del país y advierte que no va a permitir el despliegue de armamento pesado.

Los bombardeos israelíes, que según algunas fuentes habrían causado más de 250 muertos entre las filias sirias, provocaron la retirada progresiva del Ejército, aunque la situación caótica no dejaba claro quién controlaba la ciudad, convertida en un enjambre de controles entre el que no cesaban de circular ambulancias con heridos, bajo la vigilancia de drones israelíes.

A su vez, grupos drusos aprovecharon para regresar con fuerza y recuperar terreno.

ISRAEL AMENAZA DE MUERTE A AL SHARAA

Las amenazas de Israel hacían temer planes para llevar su intervención más allá. El ministro israelí para Asuntos de la Diáspora y para Combatir el Antisemitismo, Amichai Chikli, pidió la muerte del presidente sirio, Ahmed al Sharaa.

«Quien piense que Ahmed Al Sharaa es un líder legítimo está profundamente equivocado. Es un terrorista, un asesino bárbaro que debe ser eliminado ya», escribió Chikli en la red social X. El ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, también aseguró que el régimen de Damasco «era y sigue siendo islamista, extremista, violento y cruel», y advirtió de que «Occidente no debe dejarse engañar por el traje y la corbata». Smotrich añadió que Israel «no puede permitirse retirarse bajo ninguna circunstancia» ni de Siria ni de los Altos del Golán, que ocupa desde 1967. También drusos israelíes armados cruzaron la frontera para unirse a los combates.

Por su parte, el Gobierno sirio condenó «en los términos más fuertes la agresión israelí, un ataque traicionero llevado a cabo con ataques coordinados con drones y ataques aéreos», que mató a miembros de las fuerzas armadas, así como a civiles inocentes.

Damasco hizo a Israel «plenamente responsable de esta agresión y sus consecuencias».

EEUU y varias potencias europeas han rehabilitado al nuevo régimen de Al-Sharaa, hasta el punto de levantar las sanciones a Siria y borrar al presidente y su grupo -HTS, antigua filial de Al Qaeda- de la lista de «organizaciones terroristas». Incluso responsables israelíes han llevado a cabo varios encuentros con delegaciones sirias, en un acercamiento que los últimos bombardeos han complicado.

Ultraortodoxos dejan el Gobierno

Uno de los dos partidos ultraortodoxos de Israel, Judaísmo Unido de la Torá, anunció su intención de abandonar la coalición de Gobierno por su incapacidad para aprobar una ley que permita a sus votantes evitar el servicio militar obligatorio.

Cuenta con siete escaños en el Parlamento israelí, por lo que su salida no pone en peligro aún la estabilidad del Gobierno de Netanyahu, que todavía cuenta con 61 de los 120 escaños del hemiciclo.Pero si Shas, el otro partido ultraortodoxo, decide seguir sus pasos de Judaísmo Unido de la Torá, la coalición gobernante bajaría a 50 escaños, poniendo en peligro su continuidad.

El Tribunal Supremo ordenó en junio de 2024 al Ejército comenzar a alistar a los ultraortodoxos. El Gobierno tiene bloqueada esa decisión en el Parlamento.GARA

La UE seguirá dejando hacer a Netanyahu

Después de que Grecia, Italia y Francia permitieran usar su espacio aéreo a Benjamin Netanyahu, bajo orden de arresto del TPI, la UE frena hasta el más tímido paso para disuadir a Israel de prácticas genocidas. El Consejo de Exteriores rehusó limitar el Acuerdo de Asociación para responder a la violación de derechos humanos «Nos guardaremos las opciones sobre la mesa y nos prepararemos a actuar si Israel no respeta sus compromisos», afirmó la responsable de la diplomacia europea, Kaja Kallas.

El ministro israelí de Exteriores, Gideon Saar, se felicitó por su «importante éxito diplomático». La UE se conformó con un compromiso de Israel para «mejorar la situación humanitaria» en Gaza, una componenda que la propia UE constata que no cumple. Todo ello, el día en que el Ejército israelí mató a más de un centenar de palestinos. GARA