Cada vez que repiten imágenes de lo de Torre Pacheco no puedo sostener mi suspicacia genérica y me pregunto en estruendoso silencio, ¿cuántos miembros de cuerpos y fuerzas de la seguridad del Estado están allí formando los piquetes reventadores de la convivencia a base de consignas racistas y violentas? El fenotipo de varón fornido con el pelo rapado, que es el que más veces aparece, me lleva a esta duda metódica. La pasividad manifiesta de los uniformados amplifica la sospecha. Y Marlaska paseándose por radios y televisiones, un mal síntoma.

Porque las convocatorias de estos ultras son públicas, abiertas, criminales a simple vista y los estamentos judiciales están preocupados por otras cosas y no actúan. La tibieza del PP, con contradicciones múltiples, demuestra que la extrema derecha española es bicéfala y se tienen repartido el trabajo de socavar la estabilidad democrática actual. El secretario general de la banda de Feijóo, Miguel Tellado, asegura que Vox es un partido de Estado de mayor responsabilidad que PSOE y todos los que lo invistieron. Casi nada el blanqueo. Que el pistolero de Amurrio y su tropa utilice violencia verbal y convoquen a las revueltas callejeras, no lo tienen en consideración y ni los mencionan.

Algunos partidos se plantean la alternativa de utilizar la ley de partidos para ilegalizar a Vox, lo que sería el empujón definitivo para que estos fascista se encumbraran e incendiaran de manera peligrosa las calles. Lo único cierto es que todos los intereses desestabilizadores españoles de toda índole, con apoyo internacional, están haciendo un peligroso ensayo general en Murcia.